La MUD empoderada por el voto popular ha tenido un comportamiento ejemplar al administrar con humildad y prudencia una victoria apabullante, que otro actor político hubiese manejado con euforia y cambios efectivos en el corto plazo. No se diga el régimen, que luego de sus reiteradas victorias, procedía a pasar la aplanadora y humillar al contrario. En este sentido, la oposición venezolana está estableciendo una nueva manera de hacer política, donde poner atención a lo que el país quiere, ser inclusivos, apegarse a la ley, fomentar la participación, formular soluciones a los problemas, estimular el diálogo, buscar el consenso y respetar al adversario, marcarán la pauta para el futuro juego político. En esa senda se ha colocado la opción victoriosa del 6D y nada debe apartarla de ella. El gobierno en tanto, repuesto de la natural depresión por la descomunal derrota, pasó del reconocimiento a su habitual estratagema de guerra sucia que va por la vía de habilitar un espurio Parlamento Comunal Nacional y por la impugnación de algunos diputados. Resulta curioso, en el caso de las impugnaciones, que la oposición pueda comprar votos o adulterar a su favor los votos nulos. ¡Casi que se nos acusa de extender una hora más los comicios para traer gente obligada a votar!
Ahora bien, como es claro que el Poder Legislativo no tiene competencias de gestión, pues éstas corresponden al Poder Ejecutivo, el nuevo parlamento debe, mediante sus funciones de producir leyes y control político, contribuir a solucionar los problemas del país, que en este momento son sumamente graves. Con la arrogación de esta agenda legislativa, la asamblea se convierte en la arquitecta de la reconstrucción del país, aportando un cuerpo de leyes prioritarias que buscan sacar a la nación del foso en que se encuentra y relanzarla a un futuro de progreso y desarrollo; sin embargo tal iniciativa necesariamente pasa porque haya un diálogo y un acuerdo con el actor que tiene la potestad de gobernar y de hacer que las leyes se cumplan. Si el régimen entendiera que su modelo fracasó estrepitosamente, tanto por la escasez, la inflación, la inseguridad, los malos servicios públicos y la corrupción, como por el resultado electoral, podría esperarse un cambio de rumbo y un acuerdo en la agenda para la reconstrucción; pero, lo que dicen las acciones que el gobierno está tomando, indican a las claras que no habrá diálogo.
No obstante estos indicios, corresponde a la nueva asamblea seguir con su estrategia y aprobar las leyes. En este sentido los grandes temas que guiarán la agenda inicial son: el abastecimiento, la protección al consumidor, la seguridad ciudadana, el salario, las pensiones, los servicios públicos, la vivienda, la corrupción y lo que tiene que ver con la amnistía de los presos políticos. Esta será una agenda de arranque por lo crítico de los temas, pero se extenderá gradualmente a todos los asuntos clave del país que requieran una nueva legislación. El nuevo parlamento igualmente se plantea un programa intensivo de interpelaciones a ministros, presidentes de institutos autónomos y otros responsables de organismos del Estado, para determinar el estado real de la administración pública nacional, de manera tal que la asamblea se ceñirá al rol que la Constitución le asigna como Poder Público de la Nación.
Aun cuando el enfoque, muy correcto por lo demás, se coloca sobre macrotemas, hemos de llamar la atención sobre lo concerniente a la vivienda, ya que la óptica debe asumirse más correctamente sobre el Desarrollo Urbano y la Vivienda, aunque también comprendemos que el término “vivienda” es más potable para que lo entienda el ciudadano común.