La hermana Venezuela enfrenta un fin de año y un 2016 extremadamente complejos.
En lo económico el manejo incompetente del régimen y la caída del precio del petróleo han desnudado el colapso productivo. El ingreso de divisas petroleras ha declinado, buena parte de estos se regalan a otros países o internamente, porque en ningún otro lugar del mundo se compra 9.200 (Si, nueve mil doscientos) litros por 1€ (un Euro). En ningún otro país el Banco Central vende $us100 por 75 centavos de dólar (menos de 1% del valor) a amigos del régimen, para que se roben las pocas divisas. En ningún lugar el billete de más alta denominación, el de 100 “Bolívares Fuertes” en Venezuela, vale alrededor de 11 céntimos de Euro.
La tierra del Libertador enfrenta la explosiva mezcla de inflación de Zimbabue, criminalidad siria y escasez de alimentos subsahariana. La protesta pacífica y la crítica certera fueron virulentamente reprimidas: decenas de presos políticos y muchos periodistas procesados por reproducir noticias internacionales.
Por esta dramática situación y contra todo ventajismo electoral imaginable, descrito en la carta de 18 páginas del Secretario General de la OEA Luis Almagro, el pueblo votó masivamente por la oposición que obtuvo 112 de los 167 escaños para la nueva Asamblea Legislativa.
La votación fue un repudio contundente al hombre más poderoso de Venezuela, el Presidente saliente de la Asamblea Diosdado Cabello, un autoritario militar que desde ese cargo manejaba todas las instituciones “independientes”, buena parte de la economía y, según investigaciones internacionales, el tráfico de cocaína.
La tarde del pasado 6 de diciembre este tenebroso personaje anunció que se “votaría hasta la hora que sea”, anunciando en esencia que mantendría recintos electorales abiertos, sacaría a la calle las bandas crimínales (“colectivos”) para apoderarse de estos y alteraría la votación electrónica mediante la toma violenta de las mesas. Esta receta no pudo aplicarse ese día, porque el Ministro de Defensa General Padrino tomo una posición democrática, ordenó el cierre de las mesas y anunció que no permitiría desmanes violentos. Ese día Diosdado quedó destemplado, porque en unas pocas horas perdió su ascendiente militar y su base de poder institucional en el Congreso.
A pesar de ello, el Presidente Maduro, como nos aseguró la noche antes de la elección, anunció públicamente que aceptaba los resultados. También cumplió al permitir que Leopoldo López sufrague en Ramo Verde.
Lamentablemente, en este periodo de transición no se está buscando la reconciliación, ni abordando la reconstrucción económica. La falta de alimentos, suministros básicos y medicamentos tiende a agravarse. La crisis humanitaria está en ciernes. Pero la desesperación de Diosdado prima y prevalece sobre las necesidades nacionales.
Desde el 6 de diciembre, el gobierno que aceptó resultados ahora los llama “golpe electoral”; ha anunciado que entregará el Congreso a un “parlamento comunal”; Barreiro, la jueza que linchó a Leopoldo López con una sentencia de catorce años sin pruebas ni causa, acaba de ser elegida por Diosdado como Defensora Pública; además la Canciller ha mentido, tergiversado e insultado al Presidente Argentino Mauricio Macri por pedir la libertad de los presos políticos.
El desesperado Diosdado acaba de consumar su maniobra más descabellada: el intento de golpe judicial a la voluntad popular expresada en las urnas hace unos días. Como Presidente de una Asamblea saliente carente de legitimidad, ha obtenido Autorización judicial para convocar sesiones legislativas extraordinarias y el 23 de diciembre ha elegido en CUARTA votación, porque no tiene dos tercios para hacerlo en las tres primeras, a 13 jueces titulares y 22 suplentes en el Tribunal Supremo de Justicia.
Por increíble que parezca, el otrora hombre fuerte congresal y militar, habiendo perdido el 6D estas esferas de poder, ahora pretende atrincherarse con sus áulicos en el Poder Judicial, desde donde pretende facilitar a su régimen legislar por decretos ejecutivos, fallar contra la constitucionalidad de las leyes del nuevo congreso, impugnar o enjuiciar a nuevos congresistas y protegerse judicialmente de posibles juicios e investigaciones. Ese es un intento de golpe judicial de fin de gestión por parte de una persona acusada de manejar el Cártel de los Soles, en suma un Narco Golpe Judicial Navideño.
La comunidad internacional debe rechazar esta acción dolosa. El próximo año 2016 el nuevo Congreso Venezolano removerá de su cargo a estos jueces narco-golpistas. El régimen intentará denunciar “conflicto de poderes”. Cuentos de Diosdado. No habrá tal.
Ante la última intentona autoritaria de Diosdado instalando su Tribunal golpista, la OEA y los gobiernos de la región deberán reclamar el respeto a los 112 parlamentarios electos por el pueblo el 6 de diciembre. De ser necesario, la OEA debe invocar el Artículo 20 de la Carta Democrática para hacer respetar el voto popular, a sus legítimos representantes y jamás avalar el narco-golpismo judicial de Diosdado.
Eso es democracia, el resto son golpes disfrazados de jueces.
Andrés Pastrana Arango es expresidente de Colombia. Twitter @AndresPastrana
Jorge-Tuto Quiroga es expresidente de Bolivia. Twitter @tutoquiroga