Tamara Suju: Porqué hay que cambiarlos II

Tamara Suju: Porqué hay que cambiarlos II

Les decía en mi articulo anterior que para muchos de los venezolanos, conocer cuan inhumano y cruel era este régimen, vino en la era del “madurismo”. Quienes por más de una década defendimos a las primeras victimas de violaciones de DHH lo supimos y comprobamos en el “chavismo”.

 

Tamara Suju Roa

Las primeras torturas y maltratos se le atribuyen a los mismos Organismos de seguridad del Estado, antes llamados Disip, CICPC y DIM. Chávez les cambió el nombre a su antojo, como hizo con parques, avenidas y monumentos, pero en esencia, siguieron siendo lo mismo, convirtiéndose en la estructura de ejecución represiva y de espía al ciudadano que el gobierno necesitaba para ejecutar su plan de Control.

Remontándonos a los años 2002- 2004, en la Disip se torturó a los hermanos Guevara y a Juan Carlos Sánchez, cuya muerte presuntamente por excesos de maltrato físico en ese organismo, será investigada cuando tengamos Estado de Derecho en nuestro país. Se mantuvo en situación de aislamiento yen condiciones infrahumanas a los comisarios Lázaro Forero, Iván Simonovis y Henry Vivas, y los tres presentan patologías graves que obligó al gobierno años después a otorgarles medida humanitaria. Simonovis incluso estuvo más de 10 meses sin recibir luz y aire natural. En la DIM, estuvo el TCnel. Humberto Quintero (Caso Rodrigo Granda) cuyo testimonio certifica como fue sacado del calabozo por funcionarios del DIM y CICPC y llevado a un lugar cerca de Caracas, donde fue torturado una y otra vez, hasta hacerlo desfallecer. Son muchos los casos recopilados que se han documentado narrando como estos organismos de seguridad, torturaron y maltrataron a detenidos para castigarlos o sacarles información en los años de Chávez.

Pero la crueldad del régimen ha ido sofisticándose. Para algunos guardó las mazmorras, mientras que para otros ha utilizado la intolerancia, la intimidación y la exposición al escarnio público. Para ello,han usado los canales de TV del Estado y los miserables programas de “opinión” de VTV donde se ha cometido apología del delito casi diariamente, instigando al odio contra ciudadanos decentes que molestaban al régimen. Los medios eran y siguen siendo obligatoriamente encadenados para que la gente escuche, anteriormentelas chácharas de Chávez y ahora las divagaciones de Maduro. Desde esa palestra se han conocido muchas veces las improvisadas decisiones sobre políticas públicas, quienes serian los próximos acusados y perseguidos y a quienes se les expropiarían o confiscarían sus empresas o tierras.

No los encarcelan, pero la zozobra creada por la inestabilidad jurídica al ser señalados una y otra vez, antes por Chávez y ahora por Maduro y otros funcionarios del gobierno de supuestas conspiraciones, intentos de rebelión o traición a la patria, la han vivido miles de venezolanos estos años de gobierno chavista, siendo, y puedo decirlo personalmente, una carga muy pesada a resistir, que envuelve no solo a la persona, sino a la familia entera. Estar montado constantemente sobre esa raya amarilla que separa la libertad de la cárcel no es fácil, y esto ha sido usado despiadadamente por ambos mandatarios, como mecanismo de represión e intimidación.

Agreguemos a la ya mermada estabilidad social, la impunidad y los grupos armados del hampa y de la revolución. Las armas de la República llegaron a manos de la delincuencia organizada y también están en manos de grupos afectos al oficialismo. Los delincuentes han actuado durante los últimos 15 años a sus anchas, porque el régimen ha estado tan ocupado en hacerse propaganda, en su populismo y en perseguir a opositores, que no ha habido ni políticas publicas ni plan de seguridad que sirva para contenerlo. Esto, sumado al sistema judicial venezolano, cuya ineptitud origina que la impunidad alcance el 98% y que motiva que los delincuentes se sientan libres de actuar incluso con más crueldad de la que necesitan, ya que como son pocos a los que encarcelan, asesinar o no a la victima para ellos es lo mismo. Los grupos armados afectos y protegidos por el oficialismo han salido a amedrentar, intimidar, e incluso a confrontar a ciudadanos en las calles. En los procesos de votación han servido para espantar a testigos de mesa e incluso a votantes en las colas. Han salido a confrontar marchas y concentraciones convocadas por la oposición e incluso van a urbanizaciones marcadas como “opositoras” con el único objetivo de causar zozobra entre los vecinos, todo esto con la complicidad del gobierno venezolano, que ahora los aúpa descaradamente.

Para terminar, aunque dejo en el tintero mucho más que algún día escribiré en mi libro prometido, la gente de a pie conoció la crueldad de la que son capaces algunos funcionarios y militares del régimen. Las torturas y tratos crueles aplicadas a adolescentes y jóvenes sin distinción de sexo, a mujeres y hombres, a ancianos y personas con discapacidad, ocurridas en el 2014, marcaron para nosotros los defensores de DDHH, el año en que todos los venezolanos y la comunidad internacional conocieron la esencia del régimen y hasta donde es capaz de llegar para mantenerse en el poder.

Por todo esto queridos lectores, queridos compatriotas que hoy me leen, tenemos que, siempre con la Constitución en la mano y apegados a los DDHH, sacarlos del poder. La maldad no puede seguir gobernando a Venezuela.

Quiero desearle a los venezolanos un 2016 lleno de esperanza, esa que nos ha dado haber obtenido a través de la Asamblea Nacional, el camino constitucional para aspirar a una Venezuela para todos los venezolanos, sin discriminación ni odio, y donde las leyes que se dicten sean para el progreso y el bienestar común, y la renta pública sea usada para el desarrollo del país y no para engrosar bolsillos particulares. Los venezolanos se permitieron el 6 de Diciembre esa esperanza! Hacerla efectiva, será la meta de todos.

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