Poco se sabe sobre la postura de la institución castrense frente a la redistribución del poder político en Venezuela. ¿Cabe esperar fricciones entre el estamento militar y la nueva mayoría antichavista en el Parlamento?
En Venezuela, la Revolución Bolivariana se ha caracterizado por la militarización de la esfera pública y la politización del ámbito marcial. Las Fuerzas Armadas siempre jugaron un rol importante en la historia del país; pero desde 1999, cuando el presidente Hugo Chávez impulsó una profunda reforma constitucional, muchas de las instancias y prerrogativas otrora reservadas para civiles pasaron a manos de hombres uniformados.
Ahora que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) –garante de ese status quo– pierde respaldo en las urnas y ve menguar su hegemonía en el Parlamento, cabe preguntarse cómo reaccionará la institución castrense, una de las que más privilegios acumuló durante los mandatos del “Comandante” y su sucesor, Nicolás Maduro. No por nada se dice que el color de la nueva burguesía local es el verde oliva.
“Salvar la revolución”
“Poco se sabe sobre la postura de las Fuerzas Armadas frente a la redistribución del poder político en Venezuela. Uno podría pensar que sus mandamases tienen mucho que perder con el debilitamiento del PSUV”, dice Klaus Bodemer, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA). De ser así, ¿se debe contar con fricciones, veladas o no, entre los militares y la nueva mayoría opositora en el Congreso?
“Lo que está por redefinirse no es sólo la relación de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) con un Parlamento dominado por antichavistas, sino también su vínculo con los actuales líderes del oficialismo. Los militares temen perder apoyo popular e influencia debido al desprestigio del PSUV. A sus ojos, la gente no votó contra ‘la revolución’ en las elecciones legislativas del 6 de diciembre, sino contra la gestión que los cabecillas del partido hicieron de la crisis nacional”, comenta Claudia Zilla, de la Fundación Ciencia y Política (SWP).
“La cúpula de la FANB sigue comprometida con el proyecto bolivariano por el protagonismo que éste le da al elemento castrense. Es posible que ella procure ‘salvar la revolución’, presentándose como la auténtica heredera del legado de Chávez, proponiendo un retorno a las raíces del movimiento chavista y ejerciendo presión para que Maduro sea sustituido en la cima del mismo por otro dirigente”, apunta Zilla.
El relevo de Maduro
¿Sustituir a Maduro? Pero, ¿por quién? ¿Por alguno de los artífices de la disidencia “chavista no madurista”, encarnada en formaciones como Marea Socialista? “No lo creo. Tampoco percibo a Diosdado Cabello como la gran esperanza de la FANB, si bien Cabello es el líder del ala militar del PSUV. Cabello está casi tan desgastado como Maduro”, responde Zilla.
Manuel Silva-Ferrer coincide con la especialista del SWP. “Las Fuerzas Armadas no dan la impresión de querer jugar un papel más prominente en un Gobierno presidido por Maduro”, señala este experto del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín y del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (Ininco), con sede en Caracas.
Zilla aclara, eso sí, que los descritos son sólo algunos de los escenarios posibles. Y es que la crónica opacidad de lo que ocurre en la jerarquía estatal dificulta la labor de investigación hasta para los analistas radicados en Venezuela. Como muestra, un botón: se sospecha que fue la FANB la que instó a Maduro a reconocer los resultados de los recientes comicios parlamentarios, pero ese sigue siendo un rumor no confirmado.
Ventana de oportunidad
“El nexo entre la FANB y los paramilitares chavistas resulta igualmente oscuro; no está claro si compiten por el monopolio de las armas o si los ‘colectivos’ consuman el trabajo sucio que los soldados se niegan a hacer. En todo caso, tan pronto se registren episodios de violencia política, se abrirá una ventana de oportunidad para la FANB”, sostiene Zilla, aludiendo a la ofensiva convocada desde el PSUV para principios de 2016.
Según la prensa venezolana, Tarek El Aissami, gobernador del estado Aragua, instó a los seguidores del partido de Gobierno a acercarse masivamente al Palacio Federal Legislativo el 5 de enero. Esa es la fecha en que los nuevos diputados opositores asumirán sus cargos. “Esto implica un combate de pueblo”, son las amenazadoras palabras que los medios le atribuyen a El Aissami.
“Si los militares se lucen como garantes del orden, lo más probable es que quieran imponerle al juego político venezolano un par de reglas adicionales”, explica la politóloga del SWP, admitiendo que le cuesta imaginar a los generales venezolanos de brazos cruzados, dando tiempo a que ciertos sectores de la oposición promuevan en el Parlamento un referendo para revocar el mandato de Maduro.