En efecto, los titulares de los analistas y economistas predicen para el año que viene cosas como esta: Luis Vicente León: “El 2016 será un año de crisis severa”; José Guerra: “En 2016 la situación puede deteriorarse todavía más”; Economista Ricardo Hausmann proyecta default en Venezuela para 2016; El Universal: “¿El colapso de la economía en 2016?”.
Así, un sinfín de sombras se predice caerá sobre los venezolanos como si no pudiéramos hacer nada para evitarlas. Pero el pasado se fue, el presente es ahora y el futuro está por construir. Y salvo que tengamos las habilidades de Reinaldo Dos Santos, NADIE sabe qué es lo que verdaderamente pasará en Venezuela el 2016.
Es claro que si “ceteris paribus” las cosas permanecen igual, concepto economista que indica que si todas las variables permanecen estables se puede predecir un resultado probable de una situación determinada, no solo tendremos eso sino más que eso que predicen los economistas. Esto es, si se quedan estos delincuentes que están en el poder, si no hay un giro de 180 grados en la política económica, si no se le regresa al BCV su autonomía para manejar la política monetaria, si se sigue a contravía de lo que se hace en todas partes del mundo cuando hay problemas de reservas internacionales, si el país sigue regalando su dinero y no estabiliza su economía con garantías jurídicas para la inversión extranjera y nacional, entonces la profecía se cumplirá.
¿Pero eso tiene que ser así? Algunos pensamos que NO TIENE QUE SER ASI. Que si los votos que le dieron el mandato político a una nueva Asamblea Nacional no se invierten de manera adecuada en ocuparse INMEDIATAMENTE de resolver el problema político, entonces la profecía se cumplirá. Que si la Asamblea Nacional consume un tiempo valiosísimo en comprender tarde, al tratar activar leyes que no se pondrán nunca en práctica porque los delincuentes que controlan el poder lo impedirán, que sin tener el control del resto de los Poderes, igualmente se cumplirá la profecía pero a un costo innecesariamente elevado, porque habrán pasado meses valiosísimos para resolver la economía el año 2016, que es lo que nos urge a los venezolanos. Incluso, visto desde esa perspectiva, una Ley de Amnistía caería en esa misma diatriba porque con un Poder Ejecutivo diferente se haría innecesaria.
Entonces, el problema más grande, más grave, más inmediato, más urgente, a resolver una vez instalada el 5 de Enero la Asamblea Nacional ES RESOLVER EL PROBLEMA POLITICO, con la sustitución del resto de los Poderes Públicos de manera constitucional, creando las condiciones necesarias para llegar a un consenso con la base chavista que aun cree en la repartición de una riqueza petrolera que ya dejó de existir. Esto no es otra cosa que reconstruir el Pacto Social que se diluyó con la llegada de Chávez al poder.
Al ver la noticia “Ramos Allup: Promulgaremos el cambio de gobierno si Maduro no rectifica” (ver http://www.noticierodigital.com/2015/12/ramos-allup-promulgaremos-el-cambio-de-gobierno-si-la-crisis-economica-continua-y-si-maduro-no-rectifica/) noto que lo que es necesario y urgente hacer inmediatamente se está condicionando a la conducta del Ilegitimo. ¿Qué vaina es esa? ¿Es que la MUD cree en las rectificaciones del régimen? Si hubiera capacidad de rectificación en primer lugar, no estaríamos en el estado de crisis de las profecías de los economistas. ¿O es que pretenden seguir cohabitando con el régimen, aun con el mandato del pueblo de Venezuela de un cambio inmediato?
Aquí ya no valen las amenazas: “Maduro, si no rectificas te cambiamos”, telegrafiando los golpes como en una pelea de boxeo. El que hace eso sobre un ring lo noquean de largo a largo. Simplemente ¡háganlo y punto! Pareciera que los cogió por sorpresa lo que hicieron los delincuentes en el TSJ impugnando la mayoría calificada, en un intento de ganar con jueces corruptos lo que no pudieron con los votos. Si no los conociera pensaría que son amateurs en pelea de profesionales.
En lugar de estar discutiendo que Comisiones se van a repartir en una Asamblea que en la práctica no le servirá al país para nada si el régimen se dedica a sabotearla, deberían estar discutiendo en bloque y ya, cómo se cambian inmediata y constitucionalmente los Poderes Públicos para resolver de una buena vez el estado de necesidad de los venezolanos.
Todo el que me ha medio leído en estos años sabe cuál es mi posición en relación al cambio constitucional que he defendido, y que creo es el mejor para Venezuela en la actual coyuntura política que vive el país: la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, para llamar a todo el mundo –chavistas y opositores- de una manera transparente y clara a reconstruir el Pacto Social, como una forma de reconciliación y cambio.
Sin embargo, es a la nueva Asamblea quien le corresponde decidir qué camino iniciará porque para eso votó la gente. El punto es que deben entrar YA a esa discusión de como lo van a hacer, so pena de una decepción masiva del pueblo que votó por ellos de una manera determinante. Si se entrampan en discusiones inútiles, sin medir la real dimensión del problema que tienen al frente, se desharán en días como una galleta bajo un palo de agua, perdiéndose el importante efecto político del 6D.
Entonces, la profecía no tiene porqué cumplirse en el 2016. Depende de muchos factores, pero sobre todo de que tanto esos representantes que se eligieron el 6D abandonan sus apetencias políticas a favor de salir todos juntos de este atolladero, entendiendo de verdad que pueden y que no pueden hacer en esa Asamblea Nacional.
Y si los nuevos Diputados conscientes de su rol, actúan como uno solo desde el comienzo, olvidando el color único de su franela política, poniéndose el tricolor de Venezuela, estoy seguro que podremos abandonar el fatalismo para el 2016, a contrapelo de una profecía autocumplida. Haré votos porque eso sea así, para poder decir honestamente hoy, en la Noche Vieja, ¡Feliz Año 2016!, mis queridos amigos…
Caracas, 31 de Diciembre de 2015
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