Por Leocenis García
Durante estos años, los causahabientes del poder en Venezuela inauguran una nueva modalidad de persecución contra quien tozudo e irreverente se le enfren?ta.
Juristas del horror al servicio del gendarme de turno vacían el Código Penal sobre la cabeza de los disidentes. Y así, como habría obrado Aladino y su lámpara, diputados como Richard Mardo y Juan Carlos Caldera pasan a ser legitimadores de capitales que no tienen y financiar terrorismo (sin terroristas).
Iván Simonovis lo presenta como homicida de masas y a José Sánchez “Mazuco” de entrar a un retén y matar un agente de la DIM, como si fuera poco a Lorenzo Mendoza lo acusan de hablar de economía por BlackBerry.
Pero el asunto no queda ahí.
Van más allá: al editor Víctor García lo apresan por hablar en Venevisión, mientras que a Leopoldo López lo sacan de las calles que lo reclaman, reseñándolo con un cartelito en la cárcel militar de Ramo Verde acusado de querer “quemar viva” a esa catedral de la moral y los principios que es la licenciada en derecho Luisa Ortega Díaz. ?
La lista de abuso es larga pero no fastidiosa, vista los enormes sufrimientos contra hijos, mujeres y madres que añoran en silencio – en sus mesas sin pan, y su hogares entristecidos- al ser querido arrebatado a la fuerza por quienes tienen el poder y obran sin clemencia.
Alberto Federico Ravell y Miguel Henrique Otero obligados a danzar de país en país, como si no tuvieran patria, clausurándole el derecho a expresar sus ideas libremente. A Diego Arria lo señalan de juntarse con María Corina Machado para preparar conspiraciones y muertes selectivas.
A Raúl Isaias Baduel, General en Jefe, el único al que se le conoce acto heroico cuando salva a diputados de oposición y gobierno, incluyendo gobernadores ante ese fraude histórico de Carmona, lo muelen en prisión y lo liberan para ver morír a su madre. A su hijo lo tratan y dejan como víctima de un apartheid político?.
A los jefes de las Casas de Bolsas los pasean como proscritos por toda Caracas en camionetas del Sebin, un espectáculo de lo más retrasado que jamás mostró ese salto a la pre historia que es el socialismo, porque eso y nada más es un sistema convencido que los ciudadanos como si castrados fuesen, no pueden -y no deben – resolver su propios problemas y darse mejor libertad financiera sino que deben esperar por un Estado ineficiente.
Eso sin contar la ignominiosa Tumba del Sebin, el encarcelamiento inmoral del alcalde Ledezma, la detención de Rosales, Ceballos, etc.
En fin, estiércol y lodo en carretas sin chistar vierten sobre la vida de miles de venezolanos a los que confiscan sus currículum para cambiarlos por prontuario policiales, los jefes provisorios del gobierno.
La democracia la hacen utilería, papel barato de inconfesable uso.
Armas del Estado usadas para allanar hogares y no? para criminales; fiscales convertidos en verdaderos gusanos de la justicia que ahora como Narda Sanabria, fiscal de López (para poner un ejemplo) viajan en costosas camionetas Explores que sus míseros sueldos no justifican.
No basta una amnistía, no. Las víctimas de esos desafuero, de esos crímenes cometidos con alevosía deben ser resarcidas moralmente en un acto de desagravio en el Congreso.
Y finalmente, una vez creada la Ley que obligue a repatriar los capitales de los jefes del defalco de Andorra, Pdvsa, Sidor, Fondo Chino, y otras corruptelas, hay que resarcir económicamente e indemnizar a quienes se les privó de la oportunidad de mantener económicamente a su hijos, se les confiscó empresas y en síntesis se le arruinó la vida.
Ningún proceso de reconciliación política se ha hecho sobre la base de la impunidad sino de Justicia.
Ya podrán decir los matones que visten toga y birrete lo que gusten, ?pero ellos no nos quitaran lo que somos porque no se puede torcer la historia: Mandela fue acusado de terrorista; el FBI intentó chantajear a Martin Luther King con un escándalo sexual; Steven Biko, activista sudafricano anti – apartheid? fue acusado de asesino. Pero ahí están, sus enemigos solo tienen el asco del mundo y ellos son héroes de las mejores causas de la humanidad.
Leocenis García
Preso Politico