Definitivamente Maduro no está bien. El hombre quedó severamente golpeado después del nock-out fulminante que le propinó el pueblo venezolano el pasado 6 de diciembre. Para decirlo en términos boxísticos, el ex chofer del Metro de Caracas sigue mareado, con los ojos desorbitados, como esos púgiles que se van a lona, tras recibir un derechazo certero en el mentón.
Parafraseando a mi querida colega Mary Montes, podríamos decir que después de la paliza que le dieron el 6D, Maduro no consigue el home. El hombre no encuentra la zona de strike. Nicolás tiene más un mes lanzando bolas malas, pegándole pelotazos a los bateadores y tirando piconazos por todos lados, en una clara demostración de que ese brazo ya no da para más.
La situación se torna mucho más crítica si se toma en cuenta que estamos en el cierre del 9no inning, con tres hombres en base, 2 strikes, 3 bolas, el bateador es Henry Ramos Allup, y los relevistas del PSUV (Diosdado y Cilia) no sirven.
Maduro demostró ser un pésimo discípulo de Chávez. Fue canciller de la república durante poco más de 4 años y no aprendió nada. Por el contrario, su gobierno se ha peleado con casi medio mundo: EEUU, Guyana, Colombia, España, Francia, Argentina y pare usted de contar. Chávez se ufanaba de ser un buen jugador de beisbol y hasta juraba que ni Sammy Sosa era capaz de batear su famosa curva rabo e cochino. Pero Maduro parece que jamás jugó una caimanera ni siquiera con peloticas de goma. Debe ser porque allá en Cúcuta el deporte preferido es el fútbol.
La mejor demostración de que Maduro está “wild” es que acaba de “renunciar” a dos gobernadores para incorporarlos al gobierno nacional. El heredero de Chávez no tiene equipo. La banca del “team” de Maduro es tan mala, que no sólo ha tenido que reciclar a su tren ministerial, haciendo enroques por aquí y enroques por allá, sino que además, tuvo que pedir auxilio a Wilmar Castro Soteldo y al negro Aristóbulo Istúriz para que vinieran a sacar agua del barco antes de que éste se termine de hundir.
La estrategia Madurista después del 6D ha sido un completo fracaso. Intentaron vender la hipótesis del fraude. Pero para que la teoría del presunto fraude surtiera efecto y fuera creíble, necesitaban que la presidenta del CNE, la señora Lucena, los acompañara en esa aventura. La cosa no resultó bien. Tibisay no les compró la pólvora. Y esa actitud suena lógica: Lucena ha asegurado un millón de veces que el sistema electoral venezolano está completamente blindado y que es el mejor del mundo. ¿Cómo podría salir diciendo ahora que la MUD ganó con trampa? Pero hay algo más: ¿a quién se le ocurre decir que una elección cuya diferencia fue de casi 2 millones 500 mil votos, se ganó con trampa? ¡Eso solamente se le ocurre a Maduro!
Como no pudieron convencer a nadie del supuesto fraude, acudieron al TSJ para que la Sala Electoral dejara sin efecto la proclamación de 22 diputados de la MUD. La reacción nacional e internacional no se hizo esperar. De todas partes del mundo llovieron críticas y condenas. La Sala se echó para atrás y desmintió la especie. Una semana después reactivaron el plan y dejaron sin efecto la proclamación de 4 diputados de Amazonas. La estrategia era clara: quitarle la mayoría calificada a las fuerzas democráticas. Pero la decisión de la nueva junta directiva de la AN, de juramentar a los diputados cuya elección fue desestimada por el TSJ, fundamentada en el hecho cierto y comprobado de que fueron proclamados ganadores por el CNE, ha puesto en aprietos la estrategia madurista de restar parlamentarios con base en sentencias tribunalicias.
Maduro está tan confundido y tan enredado, que no le ha quedado otra opción que llamar al negro Istúriz para que le eche una mano. El nombramiento del gobernador de Anzoátegui en la vicepresidencia sorprendió a propios y extraños. ¿Por qué Maduro nombró a Istúriz como vicepresidente de la República? ¿Se le olvidó que fue Aristóbulo el único dirigente nacional que renunció a su cargo como vicepresidente en el PSUV después de la aplastante derrota sufrida por el oficialismo el 6D?
El 14 de diciembre de 2015, Istúriz hizo lo que muchos dirigentes del PSUV prefirieron callar. Dijo que “los dirigentes estamos obligados a dar la cara siempre, pero cuando hay una derrota nadie sale y me toca salir a mí. Yo asumo la responsabilidad plena de la derrota en el estado Anzoátegui y por eso como miembro de la dirección nacional del partido puse mi cargo a la orden”.
Istúriz, aclaró que no saldría de la gobernación porque “no podemos dejar esto en desbandada”, pero justo tres semanas después renunció y se fue a Miraflores. El ahora ex gobernador admitió el 14 de diciembre que él y su gabinete ejecutivo fueron incapaces de solucionar el principal problema que sufrían los venezolanos: “La gente lo que quería era que elimináramos las colas, quería conseguir los productos. Tenemos que decirlo con humildad: no fuimos capaces de eliminar las colas, la especulación y el bachaqueo”.
Aristóbulo podrá tener muchos defectos, nadie lo duda, pero tiene también una gran virtud: ha sabido nadar en las turbulentas aguas de la política y se ha codeado con toda la dirigencia del país, tanto la que está en el gobierno, como la que está en la oposición. En mayo del año 2000, Istúriz dijo una de sus frases más famosas: “A mí me parece que Chávez se fumó una lumpia”. El 15 de diciembre de 2009, Istúriz pronunció otra frase que quedó para la historia:“El mejor gobernador será aquel que esbarate su gobernación. El mejor alcalde será el que primero esbarate su alcaldía (…) Hay que desmontarlas rápido y sin miedo”.
Tengo la plena convicción de que Istúriz decidió salir en defensa de Maduro por dos poderosas razones: 1) se dio cuenta que Nicolás se fumó no una, sino hasta diez lumpias, una detrás de la otra. 2) porque Maduro esbarató al país, lo destrozó, lo volvió estiércol, y lo convirtió en un completo desastre.
Soy de quienes creen que Maduro nombró a Istúriz en la vicepresidencia por una sola razón: Aristóbulo, según he leído, fue adeco. Después se fue al MEP, luego a la Causa R, después al PPT, posteriormente al MVR y ahora al PSUV. Alguien debe haberle dicho a Maduro que no hay mejor forma de enfrentar a un adeco (Ramos Allup), que no sea con otro adeco. Y como adeco es adeco hasta que se muera, nadie mejor que Istúriz para asumir esa tarea. Que me perdonen mis buenos amigos de AD, pero estoy convencido de que Aristóbulo podrá estar inscrito en el PSUV, pero su ADN es blanco.
Istúriz fue parlamentario en la cuarta república y conoce muy bien a Ramos Allup. También fue Alcalde. Ministro de Educación. Gobernador y ahora vicepresidente de la República. Al negro sólo le falta ser Presidente. Y algo me dice que ya está montado en eso. Si Maduro es revocado, como todo parece indicar, Aristóbulo podrá cumplir su sueño.
Ramos Allup ya debe haber adivinado la próxima jugada de Maduro. Henry se sabe de memoria aquel poema de Andrés Eloy Blanco: “Dos cosas has de temer, pues pueden resultar un fiasco, mujer orinando en frasco y negro inscrito en Copei”. Aristóbulo no es copeyano. Maduro sabe que no puede contra Ramos. Es muy probable que la memoria y cuenta del año 2014, que debe presentarse en la nueva AN diez días después de su instalación, es decir, antes del 15 de enero, la presente Istúriz en lugar de Maduro. El negro no está en la vicepresidencia para pelear, sino para negociar.
- 09 de enero de 2016
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