A partir del 2018, el secreto bancario del que gozaban los extranjeros con cuentas en Suiza será historia debido a las nuevas disposiciones legales que sustentan el intercambio automático de información. Suiza cambió su estrategia justo a tiempo para asegurarse que su posición fuera escuchada durante la elaboración de las reglas internacionales en esta materia, explica a swissinfo.ch el experto Aymo Brunetti
Por Andreas Keiser | Swissinfo
swissinfo.ch Hace solo tres años evocar la idea del intercambio automático de información sonaba a un sacrilegio. No obstante, el Parlamento adoptó ya las reformas necesarias para que este ejercicio sea posible y nadie parece sorprenderse. ¿Qué sucedió?
Aymo Brunetti: El entorno internacional ha cambiado radicalmente. El punto de partida fue una crisis financiera que, en su segunda etapa produjo un fuerte repunte del gasto público que debilitó los ingresos de los estados. Los gobiernos comenzaron a buscar nuevas entradas financieras por todas partes para cubrir los agujeros presupuestarios que tenían. Así, la evasión que había sido tolerada en el pasado, dejó de serlo, y en el presente existe un consenso global para que el incumplimiento fiscal sea frenado a toda costa.
En su momento, Suiza propuso un impuesto liberatorio que terminó como una causa perdida en 2012, cuando Alemania rechazó este gravamen dando un certero y fatal golpe a Suiza. Y si queremos conservar el lugar que tiene nuestra plaza financiera en el mundo debemos evitar formar parte de las “listas negras” (internacionales de paraísos fiscales).
En Suiza, nadie se siente cautivado por el modelo de intercambio automático de información (IAI) que fue pactado, ya que supondrá el manejo de una inmensa masa de coordenadas bancarias e información sensible cuyo intercambio será difícil de manejar, haciéndolo un modelo que posiblemente resulte ineficiente, pero fue el que privó. El impuesto liberatorio era un buen esquema, pero fue también una propuesta que llegó muy tarde.
swissinfo.ch: El reporte de su grupo de trabajo, de junio del 2013, contiene la recomendación de colaborar activamente al interior de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en la elaboración de los estándares del (IAI), es decir, de mostrarse proactivo y no solo de observar cómo sucede todo mientras se rechinan los dientes. Al final, Suiza sí tomó parte activa de este proceso. ¿Podríamos considerarlo como un éxito para el país?
A.B.: Sin duda, hasta hace poco Suiza no había colaborado en absoluto en la elaboración de los estándares internacionales porque no consideraba el IAI como una verdadera opción para su plaza financiera. Cambió su estrategia en el momento preciso para poder participar en la concepción del esquema internacional para IAI. La voz de Suiza se escuchó y pudo difundir su posición de forma exitosa.
swissinfo.ch: Es claro que todos los países van a introducir el IAI. Pero, presionado por los bancos, el Parlamento suizo rechazó el deber adicional de debida diligencia que pedía el gobierno helvético, que implica colaborar activamente en el intercambio de información sensible con países que no aplican aún el IAI. ¿Fue una decisión inteligente?
A.B. Comprendo que los bancos hayan rechazado este proyecto. Hay países con los que podemos entendernos sin problema en el tema del IAI porque funcionamos bajo principios semejantes en materia de estado de derecho, pero también hay muchos países en crecimiento con los que no tendremos un IAI. Debemos poner una atención extrema en no volver a caer en los mismos errores y generar los mismos problemas que ya tuvimos antes con los países de la OCDE.
Pero cuando observamos la firmeza con la que muchos bancos rechazan en el presente el dinero que está evadiendo el fisco, creo sinceramente que en la mayoría de las instituciones existe una verdadera voluntad de tener mucho cuidado y no recibir fondos opacos.
Pero cuando observamos la firmeza con la que muchos bancos rechazan en el presente el dinero que está evadiendo el fisco, creo sinceramente que en la mayoría de las instituciones existe una verdadera voluntad de tener mucho cuidado y no recibir fondos opacos.
swissinfo.ch: Existe aún la posibilidad remota de que algún banco siga interesado en aceptar dinero extranjero no declarado, ¿o el riesgo para su reputación es demasiado alto en caso de que estos fondos sean descubiertos?
A.B.: Definitivamente, el riesgo es demasiado alto. Creo que ningún banco que quiera crecer en el largo plazo va a aceptar fondos que se esconden al fisco. Y si lo hiciera, es porque está muy mal aconsejado. En el corto plazo, quizás pueda obtener grandes ganancias de esta forma, pero enfrentaría un gran problema de reputación a futuro. Es por ello que debe inscribirse firmemente en los principios estratégicos de la gestión bancaria el hecho de no privilegiar las ganancias de corto plazo, y debe acordarse una gran importancia a conservar el prestigio y la reputación en el largo plazo.
swissinfo.ch: Hace algunos meses aún se hablaba de dinero evadido al fisco y escondido en Suiza. Con el IAI, estos “pecados” del pasado se enfrentarán a un juicio final. ¿Piensa usted que este problema se está resolviendo vía declaraciones voluntarias y amnistías fiscales impulsadas por diversos gobiernos?
A.B.: No puedo juzgar a cada país en detalle, pero en la mayoría de las naciones importantes, este problema ya quedó casi resuelto. Creo que el día que entre en vigor el IAI, y que la información sobre las cuentas se abra, los bancos suizos querrán realmente no albergar fondos de evasores. Pienso que, en general, si un estado no ofreció (o no ofrece en el futuro) una oportunidad de regularización, los defraudadores van a retirar su dinero antes de que se abran las cuentas al IAI. Pero ni los bancos quieren perder clientes ni los gobiernos quieren prescindir del cobro de impuestos, así que creo que hay buenas probabilidades de que algunos gobiernos aún ofrezcan esquemas de regularización.
swissinfo.ch: Diversos países disponen información sensible de clientes extranjeros con cuentas en Suiza que no habían sido declaradas al fisco, pero se trata de coordenadas que fueron robadas a las instituciones financieras. El gobierno helvético, y la OCDE, quieren que Suiza colabore con los otros gobiernos, aunque se trate de información que fue sustraída. Y es fácil esperar una gran resistencia por parte del Legislativo suizo. La pregunta es, ¿puede permitirse Suiza simplemente no colaborar en este caso?
A.B. En este caso se trata de elegir entre diferentes males. El hecho de que, de pronto, pueda legalizarse la información robada es peligroso en extremo. Pero se vive una transición, y de forma global, es aún más incómodo encontrarse de forma permanente en una “lista negra”. Puedo imaginar que habrá un debate en el Parlamento, habrá desacuerdos, pero al final seguramente se dirá que hay un compromiso ineludible y que lo mejor es suscribirlo.
swissinfo.ch: ¿Con todas las reformas en curso podemos hablar ya de una plaza financiera saneada?
A.B.: Si Suiza aplica el estándar internacional (de IAI), la presión se reducirá sensiblemente. Suiza ya dio la cara a los problemas más urgentes y quizás vengan otros, pero serán de menos relevancia. Lo más difícil ya pasó.
swissinfo.ch: Pero no existe la seguridad al 100%…
A.B.: En efecto. No existe. Pero nadie la está exigiendo tampoco. En este momento, debido a su pasado, Suiza está particularmente sujeta a los reflectores, pero mientras más se ciña a las reglas, que es lo que ha decidido, menos violentas serán las reacciones en su contra. Es claro para todo el mundo que es imposible evitar un caso aislado de evasión. Pero eso es muy distinto a convertir el incumplimiento fiscal en una forma de ganancia sistemática, es un modelo de negocios que no tiene ningún futuro.
swissinfo.ch: Hace algunos meses aún se hablaba de dinero evadido al fisco y escondido en Suiza. Con el IAI, estos “pecados” del pasado se enfrentarán a un juicio final. ¿Piensa usted que este problema se está resolviendo vía declaraciones voluntarias y amnistías fiscales impulsadas por diversos gobiernos?
A.B.: No puedo juzgar a cada país en detalle, pero en la mayoría de las naciones importantes, este problema ya quedó casi resuelto. Creo que el día que entre en vigor el IAI, y que la información sobre las cuentas se abra, los bancos suizos querrán realmente no albergar fondos de evasores. Pienso que, en general, si un estado no ofreció (o no ofrece en el futuro) una oportunidad de regularización, los defraudadores van a retirar su dinero antes de que se abran las cuentas al IAI. Pero ni los bancos quieren perder clientes ni los gobiernos quieren prescindir del cobro de impuestos, así que creo que hay buenas probabilidades de que algunos gobiernos aún ofrezcan esquemas de regularización.
swissinfo.ch: Diversos países disponen información sensible de clientes extranjeros con cuentas en Suiza que no habían sido declaradas al fisco, pero se trata de coordenadas que fueron robadas a las instituciones financieras. El gobierno helvético, y la OCDE, quieren que Suiza colabore con los otros gobiernos, aunque se trate de información que fue sustraída. Y es fácil esperar una gran resistencia por parte del Legislativo suizo. La pregunta es, ¿puede permitirse Suiza simplemente no colaborar en este caso?
A.B. En este caso se trata de elegir entre diferentes males. El hecho de que, de pronto, pueda legalizarse la información robada es peligroso en extremo. Pero se vive una transición, y de forma global, es aún más incómodo encontrarse de forma permanente en una “lista negra”. Puedo imaginar que habrá un debate en el Parlamento, habrá desacuerdos, pero al final seguramente se dirá que hay un compromiso ineludible y que lo mejor es suscribirlo.
swissinfo.ch: ¿Con todas las reformas en curso podemos hablar ya de una plaza financiera saneada?
A.B.: Si Suiza aplica el estándar internacional (de IAI), la presión se reducirá sensiblemente. Suiza ya dio la cara a los problemas más urgentes y quizás vengan otros, pero serán de menos relevancia. Lo más difícil ya pasó.
swissinfo.ch: Pero no existe la seguridad al 100%…
A.B.: En efecto. No existe. Pero nadie la está exigiendo tampoco. En este momento, debido a su pasado, Suiza está particularmente sujeta a los reflectores, pero mientras más se ciña a las reglas, que es lo que ha decidido, menos violentas serán las reacciones en su contra. Es claro para todo el mundo que es imposible evitar un caso aislado de evasión. Pero eso es muy distinto a convertir el incumplimiento fiscal en una forma de ganancia sistemática, es un modelo de negocios que no tiene ningún futuro.
swissinfo.ch: ¿Va a continuar el secreto bancario para los suizos?
A.B.: En este frente, no hay ninguna presión internacional. Podemos decidir de forma autónoma. Es una cuestión relacionada con los intereses de política interior que, al menos desde mi perspectiva, no entraña ninguna urgencia. Es por ello que en el grupo de expertos jamás nos hemos ocupado demasiado de este tema. La iniciativa Matter busca inscribir el secreto bancario interno en la Constitución, lo que aportaría cierta claridad en este asunto. Es un tema de política interior relevante, pero solo atañe a la plaza financiera suiza, así que es una cuestión más bien secundaria.
Traducido del francés por Andrea Ornelas, swissinfo.ch