Mucha razón tuvo nuestro presidente de la AN Ramos Allup en recordarle a la Fuerza Armada Nacional que ese era su nombre, denominación de origen que se olvida con frecuencia y que se lee muy clarito en su partida de nacimiento que es la Constitución de 1999. Son también equivocados los minpopos jalonados como ministerios del poder popular que no tienen presencia en la carta magna. No aparecen ni las comunas ni las milicias al contrario de mercado que sí está. Los delirios nominales aunque se cuelen en decretos y gacetas son de nulidad absoluta porque coliden con el texto constitucional. Las ilusiones ópticas han sido muchas: no sólo colocarle un nuevo rostro al Padre de la Patria sino divisar que Venezuela se convertiría en potencia, el oleoducto del sur o las múltiples quimeras invocadas por el demoledor Giordani, verdadero agente naranja del sector privado. Recuerdo aquella cadena en que se vislumbraban épocas de plata y de oro. Los delirios nominales continúan con la guerra económica y otra ilusión óptica es prever que un sociólogo que desprecia los capitales empresariales pueda reducir la inflación, equilibrar el bolívar o impulsar la productividad.
El decreto de emergencia económica es una cantinflada que no puede ser aprobado porque parte de un diagnóstico falaz y habilita un cheque en blanco totalitario. Pobre Mario Moreno, pensar que habría sido un tremendo ministro de economía en estos tiempos de espejismos.
@kkrispin