Pocos hechos en la historia de Venezuela generan tanto debate como la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Pocos, también, son los que llevan la cuenta del calendario y saben que mañana se conmemoran 58 años de la histórica fecha del 23 de enero de 1958, cuando el descontento de la población tomó las calles y el entonces Presidente, huyó en la “Vaca Sagrada” (como le decían en broma a su avión).
Casi seis décadas después de lo que algunos llaman “la instauración de la democracia” y otros califican como “la reivindicación del pueblo y los militares”, la gente asegura no tener nada que conmemorar ni celebrar.
En un recorrido que realizó Efecto Cocuyo, por las plazas Bolívar, El Venezolano y Brión y por el bulevar de Sábana Grande -en Caracas- muchos prefirieron evitar pronunciarse al respecto por temor a ser asociados a favor de una tendencia política o de otra. Algunos tampoco conocen mucho del hecho y optaron por decir solamente un “sin comentarios”, a secas. De un total de 12 personas encuestadas, solo 6 respondieron.
En pleno agite de la votación de la Asamblea Nacional a favor o en contra del Decreto de Emergencia Económica emitido por el Gobierno hace una semana exactamente, la histórica fecha parece no tener cabida en la agenda de los venezolanos. No para la señora Carmen, que vende revistas con patrones de telas en San Jacinto, a unas dos cuadras del Parlamento.
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