Todo esto en medio de un panorama ya bastante grave para 2013. Donde la escasez se comenzaba a sentir con fuerza y la inflación a aumentar sin control, pese a que los precios del petróleo superaban los cien dólares. La excusa que hoy repiten y repiten los sepultureros de la economía nacional: el bajón de los precios del petróleo. Para ese momento no estaba vigente, pero la precariedad sí.
Toca recordar esto en momentos donde el desgobierno habla de “show mediático” y de “politiquería”. Los mismos que desde hace mucho no han hecho otra cosa más que gobernar desde la televisión, tratando de pintarle a los venezolanos una realidad que solo existe en la propaganda oficial. Se nos dijo que estamos blindados ante cualquier crisis, que el petróleo podía bajar a menos cero y aquí no pasaría nada, que quienes advertían del desastre eran una banda de agoreros que lo que buscaban era desestabilizar la economía.
Hoy quieren que la oposición asuma el costo político del ajuste económico y seguir con el mismo modelo equivocado. No quieren reconocer sus errores, no quieren aceptar que estuvieron equivocados. Querían que la Asamblea Nacional aprobara a ciegas un decreto que reproduce las condiciones que durante 17 años nos han llevado a la situación actual.
El deber de la Unidad es poner a disposición de las fuerzas productivas sus propuestas y discutir los puntos positivos que tenga la propuesta oficial. Pero es más que descabellado que pretendan imponer lo que claramente la mayoría ha rechazado: El modelo de la escasez y la destrucción de la empresa nacional.
El desgobierno no entiende que contrapesos significa discusión, debate abierto sin secretos. Que el diálogo significa negociación, escuchar sin imponer. Ellos no creen ni en el diálogo ni en la transparencia. Redactan un decreto que no dice cómo vamos a salir de la crisis, pero que deja claro que el presidente debe tener más poder. No se habla de la escasez, la productividad, la inflación, pero se da carta abierta al manejo discrecional del presupuesto nacional por parte de quienes lo han despilfarrado. En un ejemplo simple, significa darle las tarjetas de crédito y la chequera al que arruinó a la familia.
La situación en las calles es de desesperación, las colas aumentan y la escasez también. Mientras tanto el gobierno juega a cálculos políticos entrampando a la AN con un decreto que no resuelve la crisis, sino que la profundiza. Todo confirma que la rectificación no será el camino escogido por quienes hoy controlan el poder, sino jugar al caos y a que la anarquía arrase con todo, como si la ola no se los fuese a llevar a ellos también.
Brian Fincheltub
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