Inversiones milmillonarias en plantas de segunda mano y la falta de previsión son algunas de las principales fallas en las cuales incurrió el gobierno y que han acarreado la actual crisis eléctrica en Venezuela, obligando a las autoridades a decretar, entre sus disposiciones, el racionamiento eléctrico en centros comerciales.
Nota de prensa
Así lo aseveró el ingeniero electricista Manuel Guevara, miembro de la Comisión Técnica de la Unidad Democrática, quien desmintió que la emergencia en el referido sector provenga de los efectos del fenómeno climático El Niño o se derive del actual período de sequía en el territorio nacional.
“Para la fecha, se corre el riesgo de que disminuya más allá de cierto nivel la cota de Guri y de los embalses, lo cual urgirá al cierre de algunas turbinas. La capacidad hidroeléctrica se va reducir aún más. Estamos en una situación de emergencia, corroboro, y el racionamiento es una necesidad, no podemos evitarlo. Lo que sí destaco en que esta zozobra en la cual se ve envuelta Venezuela, tanto en agua como en electricidad, ha podido ser evitada. El gobierno no puede seguir engañando a la población diciéndole que no pasa nada, achacándole a El Niño y a la sequía nuestras penurias. No hay que olvidar, si las comparamos, que en la anterior crisis teníamos recursos financieros con los cuales hoy no contamos”, concluyó.
Al respecto recordó que ante la situación similar que vivió el país en el año 2010, el “Ejecutivo realizó cuantiosas inversiones en la compra de plantas eléctricas – se estima que gastó entre 40 y 60 mil millones de dólares, pero no hay información oficial de Corpoelec, empresa que monopoliza el servicio -. Entre esas adquisiciones había muchas máquinas de segunda mano que fueron importadas bajo lo que se denomina ‘llave en mano’, es decir, como si fuera ‘talla única’, almacenándolas, inclusive, porque no había dónde instalarlas”, explicó.
El analista manifestó que las negociaciones por estas plantas de generación térmica con capacidad de 10-12 megavatios se hicieron a través de Cuba, que su vez las había obtenido de España y de otros países. Se ha demostrado que las compras tercerizadas, efectuadas de manera compulsiva, fueron irregulares, cancelándose como nuevos equipos que no eran tales.
“Esas plantas fueron instaladas con gran publicidad haciendo creer a la gente que el problema eléctrico se iba a resolver, pero presentaron problemas pues había que activarlas con toda una plataforma para que recibieran combustible, diésel, específicamente, que es un producto carísimo en el mercado internacional y que Venezuela comenzó a quemar para abastecerlas. En otras palabras: se hicieron pésimos negocios para el país pero no para los compradores”, denunció, comentando que hoy en día 70 % de dicha infraestructura no está operativa.
No existe la oscuridad sino la ausencia de luz
Enfatizando que en nuestro sistema eléctrico una parte de la generación es hidroeléctrica – Guri, Macagua, Caruachi – y la otra térmica – además de diésel, plantas que funcionan con gas y fuel oil -, el declarante aclaró que con el diseño respectivo se complementan entre sí: en época de lluvia, funciona todo con energía hidráulica, hidroeléctrica, y en sequía, de octubre a abril, las plantas térmicas están llamadas a generar y a compensar la disminución de energía que se produce por la baja pluviométrica al sur del país.
“Siempre había energía para los usuarios y eso fue así hasta 2010. Hasta ese momento, nunca habíamos entrado a una situación de emergencia eléctrica, simplemente se registraban las averías puntuales a nivel de transformadores, una línea que se caía, etc.”, recordó.
El diplomado afirmó que aunque el racionamiento es necesario en este momento, no resuelve la crisis eléctrica. “No se trata de El Niño: el asunto es que en Venezuela en épocas de sequía, algo previsible, conocido, hay un sistema termoeléctrico que debería operar pero que no lo hace eficientemente, con gran cantidad de plantas instaladas manejándose por debajo de su capacidad, produciéndose un déficit toda vez que el sistema no está en capacidad de satisfacer la demanda ciudadana, de las empresas, de las fábricas, de los hogares”, apuntó, ante lo cual Corpoelec comienza por los racionamientos en los centros comerciales.
“Sin embargo, yo creo que esto es solo el abreboca de un proceso más extenso, porque febrero todavía es un mes de cierto fresco, no estamos en las temperaturas altas y todavía la actividad económica no se ha regularizado”, complementó.
Indicó que la demanda eléctrica aumentará a partir de marzo–abril, cuando el racionamiento se generalizará y va a ser mucho más frecuente durante la semana, en razón de la temperatura. “Habrá más uso por mayor actividad económica, entendiendo que la medida de los centros comerciales impactará con mayor efecto sobre los caraqueños, pues la capital de la República, por motivos políticos, había sido privilegiada a diferencia del interior del país”.
“Como se sabe, los centros comerciales, debido a la inseguridad en las calles, se han convertido en una especie de refugio. Esta posibilidad se restringe en las horas en que, precisamente, la gente pasea, come, va al cine. A menos de que los mall hayan comprado máquinas de autogeneración, por cierto, lo más ineficiente del mundo pues se emplean en situaciones de emergencia y no para operaciones regulares dado lo costosas que resultan”, acotó, sin olvidar que quienes dirigen a la nación, por su ideología, siempre han perfilado una política “anti-centro comercial”, definiéndolos como lugares para el “consumismo”, concluyó.