Venezuela se enfrenta a una crisis el?ctrica sin precedentes. Los estudios del Grupo Ricardo Zuloaga -máximos expertos en el tema- advierten con preocupación que el nivel del agua en Guri es el más bajo que ha tenido el embalse para esta época del año. Ya entramos en la cota de emergencia.
Analiza el Grupo Zuloaga las curvas pluviométricas, en particular en momentos en que sufrimos un fenómeno conocido como El Niño. De la revisión de esos datos se puede concluir que, a menos que se anticipen las lluvias, en la primera quincena de mayo la cota de agua en Guri alcanzará la línea de colapso que obligaría a apagar las turbinas, pues de lo contrario estas comenzarían a cavitar y se destruirían.
¿Es la crisis que se avecina culpa de un fenómeno natural? La respuesta es un ¡NO! rotundo. Se trata de una crisis inducida. El Niño se quedó pendejo comparado con la corrupción, la imprevisión, la incapacidad y la desidia. Desde hace muchos se sabía que iba a ocurrir. El Niño es cíclico y se repite cada 3 ó 4 años. De haberse invertido honestamente en las plantas térmicas previstas, no tendríamos problemas.
Quien esto escribe lo advirtió en su columna de El Universal, el 26 de enero del 2010 (hace más de 6 años), en un artículo que se transcribe parcialmente a continuación:
“Venezuela está bien dotada de todos los agentes energéticos imaginables. Sus posibilidades de generación hidroeléctrica son excepcionales. El río Caroní es único a nivel mundial. Su potencial, en un recorrido de apenas 100 km, no tiene parangón. Sin embargo su desarrollo fue frenado por órdenes del propio Presidente …”
“La hidroelectricidad puede fallar si no llueve; por eso hay que complementarla con plantas termoeléctricas que hasta ahora habían impedido los racionamientos en medio de sequías peores que la actual. Para alimentarlas contamos con la más variada gama de combustibles fósiles, incluyendo carbón, petróleo, gas y bitúmenes…”
“En Venezuela el agente más conveniente y barato para generar electricidad, después del agua, es la Orimulsión. Se trata de una patente venezolana. Es una emulsión estable entre crudo extra pesado y agua. Se obtiene así un combustible apto para generar electricidad que no compite con el petróleo sino con el carbón, con la ventaja de ser más limpio y transportable en forma líquida”
“La Orimulsión se venía utilizando en Canadá, Japón, China, Singapur, Dinamarca, Italia y Lituania. Su producción estaba a cargo de Bitor -filial de Pdvsa- y contaba con tres grandes ventajas: su bajo costo, las reservas casi infinitas de la materia prima para producirla (la Faja del Orinoco) y el hecho de que, por considerarse un bitumen, no formaba parte de la cuota OPEP. Sin embargo, en un acto de negligencia criminal se ordenó matar la Orimulsión…”
“¡Qué falta nos hace ahora la Orimulsión! Quienes la liquidaron, pensaron que en Venezuela era más conveniente generar termoelectricidad mediante gas (además de otros objetivos más turbios). Sin embargo, el gas que producimos está asociado a la producción petrolera. Como ésta ha caído, también ha caído la producción de gas, que ya no nos alcanza…”
“Mientras tanto, el proyecto Cristóbal Colón destinado a la producción de gas ‘no asociado’ costa afuera al norte de Paria (que debería estar en plena producción) fue paralizado. Después se retomó, mucho más reducido, bajo el nombre de Mariscal Sucre pero aunque apenas si se ha perforado allí algún pozo, lo que sí se produjo fue el hundimiento de la gabarra de perforación Abban Pearl (que apesta a podredumbre)”.
“De las 29 termoeléctricas que debían estar en funcionamiento desde 2007, sólo se han construido cinco (contratadas a Cuba). De ellas dos están operativas y tres funcionan a un tercio. Planta Centro, en Morón -la mayor termoeléctrica de Latinoamérica- cayó abatida por la desidia y la corrupción …”
Todo lo anterior había sido escrito hace ya 6 años, pero pocos días después las cosas empeoraron. El 8 de febrero del 2010 se aprueba el Decreto 7.228 mejor conocido como Decreto de Emergencia Eléctrica. Al amparo de dicho Decreto no ha habido rendición de cuentas de los recursos asignados y gastados, lo cual dio pie a monstruosos actos de corrupción.
Eximidos por la emergencia de la obligación de licitar, se gastaron unos 60.000 millones de dólares parte de los cales se usaron para adquirir plantas viejas que fueron vendidas como nuevas. Algunos se enriquecieron groseramente y dejaron el escenario listo para la tragedia que ahora vamos a enfrentar. El país invirtió ingentes cantidades en esas centrales termoléctricas chimbas, pero de la capacidad nominal instalada sólo opera un 40%. Pero además, hoy no tenemos gas, ni diésel, ni fuel oil, ni Orimulsión con que operarlas.
Al no poder contar con el 60% la generación térmica instalada, las autoridades han sobre utilizado el Guri lo que ha llevado a la rápida caída del nivel del embalse y al riesgo, ya mencionado, de que hacia el 10 de mayo haya que apagar sus turbinas. La energía hidroeléctrica aporta el 65% de la electricidad que se utiliza en Venezuela.
Nos espera pues un apagón perfecto.
petoha@gmail.com
@josetorohardy