Lujosas celdas con sauna, aire acondicionado y cómodas camas fueron hallados en el penal mexicano de Topo Chico, donde autoridades también desmantelaron un bar y cientos de altares dedicados a la Santa Muerte, tras un motín que dejó 49 muertos, informó el domingo el gobierno estatal.
La cárcel, ubicada en la ciudad de Monterrey (norte), fue escenario el jueves de una encarnizada guerra entre dos bandos de presidiarios, encabezados por un par de líderes del cártel de Los Zetas que se disputaban el control del centro de reclusión.
El motín, en el que los presos se enfrentaron con navajas y palos e incendiaron dos módulos de la cárcel, dejó 49 muertos y 12 heridos.
La directora del penal de Topo Chico, Georgina Salazar Robles, y el comisario de administración penitenciaria, Jesús Fernando Domínguez, fueron arrestados, dijo el sábado en rueda de prensa Carlos Cruz de Hoyos, fiscal investigador.
Un celador que disparó contra un reo también fue arrestado.
Los directivos del penal, que presuntamente protegían a reos que controlaban la cárcel, también están acusados de “tráfico de droga, cobro de piso y de conceder privilegios” a algunos reos, añadió.
El viernes fueron decomisadas dentro de Topo Chico pastillas sicotrópicas, dosis de cocaína, marihuana, así como 120 puntas artesanales, 60 martillos y 86 cuchillos.
Mientras la mayoría de los reos vivían hacinados durmiendo hasta en el suelo, el líder de una de las facciones enfrentadas, Iván Hernández Cantú alias “El Credo”, “tenía cama king size, una pantalla de televisión de 50 pulgadas y baño de lujo, además al momento del ataque estaba una dama”, dijo de su lado el procurador estatal (fiscal) Roberto Flores Treviño.
– Se acabaron las princesitas –
El gobierno de Nuevo León, cuya capital es Monterrey, dijo en un comunicado que en Topo Chico fueron encontradas “celdas de lujo equipadas con salas, minisplits (aire acondicionado), pantallas, frigobares, televisión digital y hasta acuarios y baños sauna”.
Cientos de altares de la Santa Muerte, representada por una calavera con una hoz, que incluían estatuas de tamaño real, cuadros y ropa para esta figura fueron encontrados y también retirados, indicó el reporte.
En las instalaciones de este viejo penal, ubicado en una transitada zona de Monterrey, fueron retirados unos 280 puestos de alimentos, abarrotes y hasta un bar operados por los criminales.
Los presos tenían que pagar altos precios por tener agua y alimentos dentro del penal, ante la escasez y mala calidad de la comida que les daban en el centro penitenciario, denunciaron familiares de los reos.
El gobierno estatal mostró un video en el que los reos dicen haber recibido en estos días nuevos uniformes, comida y agua.
“El cambio se vio bien radical, es que se acabaron los privilegios para las princesitas” que tenían áreas privadas, dice una presa en el video.
El gobierno de Nuevo León informó que 233 reos, entre ellos 30 mujeres, fueron reubicados en otros penales.
Toneladas de objetos prohibidos, entre ellos muebles, aparatos electrodomésticos y colchones, fueron apilados en las canchas del centro penitenciario.
El sangriento enfrentamiento se debió a una pugna por el control de la prisión entre Hernández Cantú y Juan Pedro Zaldívar Farías, alias ‘El Z-27’, este último trasladado hacía apenas dos meses a ese centro penitenciario.
Ambos fueron enviados el viernes a otros penales.
La mayoría de las víctimas fallecieron por heridas de armas punzocortantes, golpes de martillo y palas, y una persona presentó herida de bala.
Igual que en Topo Chico, donde la sobrepoblación alcanza 35%, con 3.800 reos, muchas cárceles mexicanas, enfrentan hacinamiento, malas condiciones y un “autogobierno” ejercido por líderes de cárteles narcotraficantes presos en muchas prisiones.