La zona de conflicto político incremental creada por Nicolás Maduro sugiere que aparezca la clase política, o el Liderazgo Político Emergente más los Operadores Políticos, para hacer un pasaje de línea de acción de la Asamblea Nacional y su mayoría calificada para colocar en el terreno del espacio público al cuerpo societal venezolano. Cuerpo societal que está asqueado y fatigado de un gobierno corrupto, que es exponencialmente torpe al no comprender el mensaje de 7.4 millones de personas venezolanas plenas de gen democrático para elegir a 112 Diputados. Elección que persigue al final para producir una transformación del sistema político por la vía constitucional y ceñida rigurosamente a lo que señala el artículo 232 de la propia Carta Magna.
Nicolás Maduro es posible, al que quienes le rodean en el ejercicio del gobierno, no comprendan el significado de la mayoría democrática de los venezolanos y es allí donde la sociedad entendida como “los otros” está impuesta a hacer valer su dignidad. Dignidad política que como un imperativo permite que funcione la legalidad, pero además se respete el honor de quienes votaron atendiendo a una Constitución y convencidos de que la Ley se acata pero se discute, y que hoy la discusión en Venezuela es por encima de todo una discusión ética para lograr el cambio de gobierno que dispuso el poder comitente el 6D.
En este pasaje de línea de acción de partidos y sociedad civil aparecerá el poder del ciudadano. Poder ciudadano que regulará la zona de conflicto incremental en el tanto el régimen de Nicolás Maduro termine por comprender que “los otros”, es decir, los venezolanos que rechazan el latrocinio, que reclaman la responsabilidad de un gobierno de ineptos y que creen firmemente en el voto como palanca para un cambio de gobierno, están diciendo presente, están del lado de la historia, que sin ninguna aspiración ni apuros quieren y creen que por la vía de la participación política de calle quienes aún son régimen entiendan definitivamente que fracasaron y deben dar paso al poder comitente mostrado el pasado 6D.
Los partidos políticos y la sociedad civil organizada están llamados a constituir un hiato que muestre a quienes todavía pudieran no comprender el significado del 6D, que lo que quiere la mayoría de los venezolanos es democracia. Democracia en la cual la Constitución sea la norma que rige y que ordena. Democracia en la cual la protesta y la resistencia civil sean comprendidas como mecanismo legítimos para que un mal gobierno rectifique y permita reorganizar a un sistema político que ha producido la más dolorosa y grotesca regresión política, en la cual se confunde el autoritarismo y el militarismo como frenos a los derechos legítimos que otorga la democracia a sus ciudadanos.
Los partidos políticos, en especial los partidos políticos del siglo XXI, están demandados a conducir con sus Operadores Políticos para que progresivamente expresen a un actor ciego y sordo -el gobierno- que la mayoría de los venezolanos no estamos dispuestos a seguir sufriendo la criminalidad, pobreza, desabastecimiento, inseguridad e hiperinflación de un régimen descentrado y distante a las soluciones de una sociedad depauperada, triste y arrinconada por la pobreza, la tristeza y la falta de porvenir de un país que merece un destino mejor.
La sociedad civil organizada es el poder real en un sistema político democrático, representa el valor individual del ciudadano preocupado por el funcionamiento, metas y desarrollos que le permitan y garanticen que sus necesidades sean resueltas por quienes como gobierno son responsables de la administración de la renta petrolera. Los ciudadanos organizados son el poder real, el poder fáctico, representan el poder comitente o natural con el cual eligen sus autoridades, igualmente con el que rechazan a quienes por incapaces o lerdos no han sido responsables en su función pública.
La sociedad civil ha venido siendo vejada y orillada por lo que en un principio fue proceso, después revolución y luego socialismo del siglo XXI, este régimen hoy fracasado y comprobado por todos los venezolanos y el campo internacional no puede aspirar más que el poder ciudadano no responda frente a sus demandas pospuestas. No hay tiempo para interpretaciones sofisticadas, no hay atajo, no hay más tiempo que esperar, el régimen que se inicií en 1999 fracasó, la situación de inseguridad social, política y económica es insostenible y la Nación no puede esperar más. Y esto está escrito, establecido e impuesto en el voto del 6D para que ocurra en Venezuela un cambio político categórico en el cual el ciudadano accione como juez, como obstrucción y como contralor, pero además detenga la absurda conducta de Nicolás Maduro en crear una zona de conflicto incremental en el sistema político venezolano.
Es original,
Dr. José Machillanda
Director de CEPPRO
@JMachillandaP