El expresidente boliviano Jorge Quiroga afirma que un factor central de la democracia es que un gobernante acepte dejar el poder cuando expira su mandato para que su legado sea juzgado, en lugar de cambiar las reglas para prorrogarse.
EFE
“Democracia es que los gobernantes sepamos hacer maletas en la fecha mandada por la Constitución”, dijo Quiroga (2001-2002) en una entrevista con Efe, en la que explicó por qué rechaza la reforma constitucional que promueve el presidente Evo Morales en su intento de ser candidato otra vez en 2019.
El asunto será sometido a referendo el próximo domingo, en una consulta a la que están llamados más 6,5 millones de bolivianos para aceptar o rechazar el cambio del artículo 168 de la Constitución.
La definición sobre la democracia y las maletas fue originalmente acuñada por el expresidente brasileño José Sarney (1985-1990), que lideró el primer período civil tras los gobiernos militares en su país.
El opositor y excandidato presidencial boliviano, que hoy es vicepresidente del Club de Madrid, un foro que agrupa más de un centenar de exmandatarios, agregó que el efecto de lo que llama la “regla Sarney” es que un presidente debe preocuparse sobre cómo la población juzgará su legado histórico personal.
“Uno tiene que evitar que haya corrupción, uno tiene que evitar que haya abusos porque después desde el llano va a ser investigado y va a tener que responder sin la impunidad ni la inmunidad del poder. Esa es la maravilla de la democracia”, apuntó.
Según Quiroga, en la votación del domingo está precisamente en juego ese factor de la democracia boliviana que, a su juicio, ya “está muy dañada porque las elecciones no son muy justas, porque las instituciones están copadas por el Gobierno, porque la libertad de expresión está amenazada y porque la oposición está perseguida”.
Otra razón para oponerse a la reforma impulsada por Morales -agregó- es que, de aprobarse, Bolivia sería, junto con Venezuela y Nicaragua, otro “lunar antidemocrático” en América Latina “donde hay gente que cambia las reglas para quedarse en el poder”.
Quiroga considera que la realidad “catastrófica, de debacle económica y crisis humanitaria” en Venezuela es una consecuencia de que sus dirigentes se quedaron en el Gobierno y su “único fin no es hacer una buena gestión económica”, sino mantenerse en el poder.
Por contra, citó el ejemplo de los expresidentes Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil), Álvaro Uribe (Colombia) y Cristina Fernández (Argentina), que gozaban de un alto respaldo al terminar sus dos mandatos consecutivos pero dieron un paso al lado.
En lo interno, Quiroga cree que de ganar el sí, Morales lo interpretaría como una “exoneración” política frente a la corrupción millonaria denunciada en el Fondo Indígena y la denuncia, bajo investigación, de supuesto tráfico de influencias a favor de una expareja del mandatario que trabaja en una empresa que tiene millonarios contratos con el Estado.
Al contrario, cree que el no beneficiará a Morales porque se concentrará en atender la crisis económica que afectará al país y rechazará a los “angurrientos” que buscan “tráfico de influencias, adjudicaciones directas y corrupción en el fondo indígena”.
La propuesta del oficialismo es aumentar de dos a tres el número de períodos consecutivos en la Carta Magna y permitir que Morales busque otro mandato, con la posibilidad de gobernar hasta el 2025.
Sin embargo, en los hechos el gobernante aspira a un cuarto mandato que se cuenta oficialmente como si fuera el tercero debido a que el Tribunal Constitucional decidió que el primer período 2006-2010 no sea computado porque Bolivia fue refundada en el 2009.
Al margen de esa situación excepcional, de aprobarse la reforma cualquier otro mandatario podría quedarse en el poder quince años.
Quiroga, que fue vicepresidente durante el gobierno constitucional del exdictador Hugo Banzer, accedió a la Presidencia durante un año debido a la muerte del entonces gobernante.
Morales, que es el mandatario con más tiempo en el poder en la historia de Bolivia, debe cumplir su actual mandato hasta el 22 de enero de 2020, “pero no hay que prorrogarlo” con el cambio de lo que son las “reglas pétreas” de la Constitución, finalizó Quiroga.