La más reciente perorata de Nicolás Maduro trajo a mi memoria la historia de Diógenes Escalante, quien perdió la razón cuando era el virtual presidente de la Republica. En aquella oportunidad, el país se salvó pero desafortunadamente la suerte no es eterna. Desde hace años Venezuela se encuentra en una dinámica demencial y administrar ahora el legado no es más que seguir con “la fiesta del chivo”, como diría Vargas Llosa. Por mucho menos, Abdalá Bucaram fue destituido de la presidencia del Ecuador. Naturalmente, no estamos pensando que esa sea la ruta para cambiar al gobierno pero sin duda, sorprende que “el tipo está loco” sea una expresión tan popular hoy en nuestro país, la cual aflora constantemente en medio de la angustia e indignación del pueblo venezolano. La aterradora crisis de la salud ha propiciado el surgimiento de enfermedades que habían sido erradicadas y de otras que nadie conocía. Así las cosas, mis amables lectores no se asombrarán de una enfermedad -hasta ahora desconocida- que amenaza con convertirse en epidemia en el alto gobierno: Esquizofrenia Política. Y para demostrar su existencia, bastará una comparación con los síntomas de la clásica enfermedad mental:
En primer lugar, los esquizofrénicos sufren alucinaciones, refiriéndonos a “experiencias sensoriales que se originan dentro del cerebro en vez de tener su origen en el exterior”, por ejemplo las amenazas de la oligarquía o la “Guerra Económica”, cuyo origen nada tiene que ver con el imperio yanqui y la derecha internacional. Los pacientes esquizofrénicos oyen voces que una persona sana en la misma situación no escucha, entonces ¿Qué podemos decir de quienes viven en una suerte de reencarnación colectiva de El Libertador, hablan con próceres de la independencia y hasta con pajaritos que son mensajeros del más allá? Además, como el paciente tiene serias dificultades para diferenciar las alucinaciones de la realidad, afirmar frenéticamente que “Chávez vive” puede ser una prueba irrefutable de insania mental.
Otro síntoma es la permanente expresión de “ideas delirantes, definidas éstas como creencias falsas y persistentes” -que son constantes, no fluctuantes- o simples deseos que no son compartidos por personajes fantasiosos. Pues bien, nada más delirante que ésta “revolución”, supuestamente atacada por enemigos de la patria que solo existen en las atribuladas mentes de la boliburguesía. También hablan los galenos de “trastornos del pensamiento: debido al deterioro de la función cerebral”, suponiendo que se ejerza tal función, claro. En todo caso, no es casual que se hable de “un deterioro del pensamiento lógico de muchos pacientes” y no exista un ápice de lógica en el proceder oficialista. Además señalan los expertos que los pacientes tienen “sus pensamientos y lenguaje alterados”, síntoma que observamos desde hace tiempo en este gobierno camorrero y belicoso. Finalmente, se evidencia un “trastorno de la autopercepción, al tener el paciente una percepción distorsionada de sí mismo”, como el corrupto que se cree decente, el golpista creyéndose demócrata o el rico presumiendo de líder obrero. Este trastorno hace que “la distinción entre él mismo y su entorno sea borrosa”, lo que explica su desfase de la realidad y la tendencia a mentir constantemente. Conclusión: que “el tipo está loco” abona a favor del Revocatorio 2016. ¡Pa´lante Venezuela!
Twitter: @richcasanova
(*) Dirigente progresista / Vicepresidente ANR del Colegio de Ingenieros de Vzla.