El país cuenta con las reservas morales y patrimoniales para salir de la crisis. Y no de forma aletargada ni complicada como muchos exhiben jubilosamente. Esa mayoría que rechaza a Maduro, comporta una profunda fatiga de desengaños, violencia y disputa, que los lleva a tiro de favorecer una tercera vía. A un grupo los divorcia de los Capriles, Chuítos, Barbozas, Borges y mesas de unidad, un desempeño pusilánime de elecciones no cobradas (dixit/confesión Capriles), y agendas paralelas (RR vs. Empnmienda). Si agregamos la falta de solidaridad con los presos y perseguidos políticos, escuchándoles decir que “esas rejas se las buscó Leopoldo solito”, el tema se complica…. Tanto dice Maduro que López se pudrirá en la cárcel, como no ocultan -los “elegibles e intocables” de PJ- su fresquito de cuando en vez, o aun por silencio y falta de solidaridad en arengas libertarias, como la reciente en Plaza Brión donde Capriles no asistió por “hacer campana” en Merida…
Es comprender que apoyar al pueblo es avecinarlo. Exige un sentido de confraternidad, redención y corresponsabilidad. No es enrostrarlo en elecciones, sino día a día. Decir que Venezuela es irrecuperable por su deterioro grupal, es irresponsable por tautológico y falaz. Afirmar que se creó una “sociedad hambreada; drogada de odios y repartos” que impedirá el rescate-país en tiempos cortos, es flagelarnos, negando el diagnóstico de entrada. No es verdad que el Estado-bacanal/benefactor, entró cómo opio en las venas de los miserables y “desintoxicarlo”, es misión imposible o tarea de siglos. Lo miserable es subestimar la disposición y deseo profundo de la gente de prosperar y salir de su ostracismo. Construir una oferta política no es difícil. Es democratizar el capital por decisión propia, no del Estado. No es un tema material. Es también espiritual. Y la respuesta será maravillosa, porque el pobre agradece inmensamente en proporción a la inmensa dicha que supone, salir de su inmensa anomia. El discursillo de tener “un pueblo de ignorantes y merecer quienes nos gobiernan” es chalequeo. Y peor: es ver la viga en el ojo ajeno. El ser humano rechaza al agresor. Y si la agresión persiste, la respuesta es contenerla con igual o mayor fuerza. Nadie dude que hemos agredido al pueblo. Y nuestra violencia ha consistido en el desprecio que deriva de la indiferencia. Para colmo, desgano y abulia escoltado del cuelgue de senalamientos despreciativos como ” parásitos, embriagados de dádivas”, que aun se practican… ¿Es eso ejemplar, presentable, humilde…?
Los venezolanos registran 450B$ -sic-en el exterior. Nuestras reservas no son las que están en el BCV, ni debajo de la faja del Orinoco. Son nuestros talentos y nuestros ahorros. Decir que no vuelven, es derrotista. El cash, sucio o limpio, está ahí. Y quiere movilizarse porque igual lo están echando, poniendo a todos en un mismo saco. Existe una sociedad industriosa que puede “esperar”, tomando café en Aventura mall, porque posee reservas. Pero el tiempo se agota, y los capitales y fábricas, se consumen… La diáspora igual se cansa. Se acabó Cadivi y las remesas a la inversa. Más de un millón y medio de venezolanos están afuera, y se calcula que más de la mitad regresaría con un cambio de gobierno, serio y demócrata, que garantice seguridad y deje crear, emprender y trabajar. En las 48 horas de Carmona, billones de dólares estaban en retorno. El paralelo bajó a la mitad y el riesgo país también… Cierto que tenemos un Estado de criminalidad exacerbado. Pero la criminalidad ha sido favorecida por un encuadramiento policial reducido a un tercio de lo necesario. La política criminal pasa por reponer las fuerzas policiales y restituir salarios y beneficios. En 100 días de un nuevo gobierno, la apertura sería brutal. La repatriación festiva. El reencuentro, inevitable. El escape típico de verdugos, fugaz. El repliegue de los desencantados, contagiante. Y el apalancamiento de un país ansioso por salir de 30 años de crisis, oscurantismo e injusticias, simplemente catalizador y compensatorio.
La Venezuela decente y creativa, neutralizada y exiliada, es una mayoría incontenible. Nuestra resiliencia restitutiva es superior a la de Chile, Perú (que lo hizo en meses), la de Colombia (que lo hizo en pocos años) o Panamá pos Noriega. Quien lo dude, que revise números, nuestra historia y la de paises con menos posibilidades que lo lograron….En cien días. Ni un minuto más. Venezuela será relumbrada.