Vargas está sin agua y nuestro pueblo sufre. En el Teleférico recuerdan la fecha: 28 de octubre de 2015 fue la última vez que llegó agua, por dos horas. En Quenepe no se ve desde navidad. En zonas de Caraballeda, Urimare y Catia La Mar no llega desde hace un año. Se ha generado un mercado negro de agua y una cisterna cuesta Bs.12.000. La gente sufre buscando agua todo el día. Hay protestas a diario con razón, hartos como estamos del desabastecimiento de agua.
La causa es dolorosamente muy sencilla: desde 1999 se paralizaron las inversiones en embalses y acueductos de Hidrocapital. Al nuevo gobierno de izquierda radical no le gustó que el Eximbank – institución imperialista según los nuevos jefes, igual que la que ofreció traer ayuda para la reconstrucción – financiara la construcción de la represa de Maya. Desde entonces no ha habido inversión ni en Maya, ni en Los Caracas, ni en los embalses que debieron construirse en Oritapo, Todasana, La Sabana, Caruao, Chuspa y Aricagua.
Si 1999 fue un año terrible para nosotros los guaireños, y también los fue para el agua en Vargas. Tal como lo explicó el Ing. José María de Viana en el Foro “Vargas Quiere Soluciones”, desde hacía tres décadas venían realizándose planes a largo plazo en nuestro estado y ese año 1999 todo se paralizó. En 1972 salió el Plan Nacional de Recursos Hidráulicos; en 1983 el MARNR publicó la revisión del Plan para Vargas, en el que se recomendaba construir el embalse en Maya; en 1991 se inicia el Plan Maestro de Agua Potable para Vargas. Como consecuencia de todo ello se inicia el embalse de Maya en 1998. Pero en 1999 se paralizó su construcción hasta el día de hoy.
Si se hubieran hecho las inversiones, hoy tendríamos agua abundante para cada hogar y cada empresa, que en total requieren 2.000 litros por segundo (l/s). Maya daría 600 lps; los ríos del este, desde los Caracas hasta Chuspa, darían 4.000 lps; las fuentes del centro del estado añadirían 700 l/s. Tendríamos decenas de pozos de agua dulce que aportarían de 1.000 a 1.500 l/s más y asegurarían agua para muchas comunidades, escuelas, hospitales y hoteles. Seríamos independientes de Hidrocapital y no tendríamos que competir con Caracas por el agua escasa. Podríamos tener nuestro Hidrovargas propio. El agua de Vargas sería abundante y tendríamos agua acumulada para soportar muchos años de sequía.
17 años sin planificación ni inversión son imposibles de justificar. Pero el gobierno es seco en obras y abundante en excusas. Lo primero es que “no ha llovido”: eso suena lógico pero no es convincente puesto que la humanidad construye embalses desde hace 5.000 años precisamente para cuando no llueve. Sin embalses que acumulen agua en invierno no hay agua en verano, eso lo sabe un niño. El culpable no es el “El Niño”, fenómeno conocido desde 1892, o sea que ya es tatarabuelo. Es que no han hecho las obras, a pesar de la inmensidad de los recursos financieros que manejaron desde 1999.
La segunda es hacerle creer a la gente que la solución es compleja. Por ello inventaron las “plantas desalinizadoras”, que cuestan $2.000 anuales por hogar servido, usan excesiva electricidad y son innecesarias habiendo tanta agua en las montañas y el subsuelo. Pueden ser una solución para Arabia o islas desérticas, pero no se justifica en una región tan abundante en agua como Vargas.
El otro mito es que “están trabajando”. Anunciaron hace un año un pomposo Plan Especial de Agua Potable para Vargas con inversiones millonarias, según el cual arrancarían el embalse de Maya y otros proyectos. Hasta vino Maduro a echar cuentos. Puro cuento, cero acción y la gente sigue sufriendo.
Las malas excusas tienen corta vida. Ahora ante la crisis humanitaria, es impostergable que el gobierno ejecute las obras para aprovechar nuestra abundante agua en beneficio de la gente. Por ello es que miles de guaireños están firmando el petitorio “Vargas Quiere Soluciones”, para que el gobierno deje de dar excusas y se pongan a trabajar. No es orar, como si el destino del agua de Vargas reposara en las rodillas de los dioses. Aquí en Vargas es el momento de obrar.