Desde que el presidente de la República, Nicolás Maduro, asumió el poder en 2013, cuatro sistemas de cambio fluctuante han sido anunciados para responder a la demanda de sectores no prioritarios e importaciones de bienes fundamentales para la población venezolana.
En marzo de 2013, el Gobierno aprobó la creación del Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad) en sustitución del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme). A diferencia de este último, que tenía una tasa fija de 5,30 bolívares, el primero funcionaría a través de subastas. Pero, desde su inicio, el esquema arrancó con problemas. Durante sus primeros tres meses, solo se realizó una subasta por 200 millones de dólares y en julio tuvo que ser reactivado con nuevas normas y cambios para las empresas participantes, ya que el flujo del esquema era muy lento.
En febrero de 2014, Maduro anunció un segundo Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad II), en el que tanto personas naturales como jurídicas podrían vender y comprar divisas de manera legal. Las operaciones se realizarían a través de bancos y casas de bolsa, y la tasa se fijaría según el promedio ponderado de las transacciones liquidadas en cada jornada.
Un año después, también en febrero, el entonces ministro de Economía, Rodolfo Marcos Torres, y el presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, informaron sobre la unificación del Sicad I y II, a una tasa inicial de 12 bolívares, y la creación del Sistema Marginal de Divisas (Simadi), también como un esquema fluctuante.
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