Mediante una carta dirigida al Secretario General de la FSM, Maspero manifestó su decisión irrevocable de no continuar al frente de la vicepresidencia para la cual había sido electa en el último congreso de la organización celebrado en Grecia.
“…Hemos sentido vergüenza al escuchar las consideraciones de nuestros presuntos compañeros de la FSM en la OIT o en otras instancias internacionales sin siquiera escuchar nuestra opinión; y cuando hemos planteado en estas mismas instancias la realidad de lo que sucede en nuestro país en relación con los trabajadores, hemos sido invisibilizados por los miembros del Secretariado. Muchos compañeros de otros países nos han preguntado si realmente seguimos estando en la FSM y el por qué de ese comportamiento…”, Refiere en su misiva la dirigente.
Maspero critica duramente el silencio de la FSM ante lo que ocurre con los trabajadores en Venezuela, que según la dirigente, son atacados, criminalizados y satanizados por las autoridades gubernamentales solo por defender sus justas reivindicaciones, así como una gran parcialización hacia el Gobierno y las organizaciones de trabajadores a su servicio por parte de la Federacion Sindical Mundial, sin tomar en cuenta a la gran mayoría de los trabajadores.
Del mismo modo , en su carta , la dirigente sindical analiza la situación de lo que ha venido ocurriendo con los gobiernos progresistas en América y el papel que juegan los trabajadores y sus organizaciones, al mismo tiempo el rol que debería asumir el movimiento sindical internacional ante el engaño de los gobiernos que en nombre de la izquierda son neo autoritarios.
“… Hace algunas décadas, los pueblos de América Latina decidimos producir cambios en nuestros países; la mayoría de los líderes que asumieron esta decisión de cambio, transmitieron la esperanza de ser gobiernos progresistas, emergentes, hasta incluso socialistas. Sin embargo esta utopía se está viniendo abajo, producto de los errores cometidos por estos liderazgos que han pretendido nublar nuestra mirada y engañarnos con espejismos, con vicios viejos (caudillismo, militarismo, exclusión, perdida de libertades democráticas y otros excesos) y lo peor, asumiendo los partidos y sus cúpulas el papel de pueblo sustituyendo, cooptando, dividiendo y persiguiendo a los trabajadores que les dimos nuestra confianza…”
A continuación la misiva dirigida a la FSM:
Compañero
George Mavrikos
Secretario General y demás miembros del Secretariado, Consejo Presidencial y Organizaciones afiliadas a la Federación Sindical Mundial (FSM)
Estimados compañeros:
Reciban un saludo en la oportunidad de manifestarles de hacerles llegar por esta vía, algunas consideraciones sobre nuestra vinculación y compromiso con ustedes.
Cuando asumí el compromiso de pertenecer al Consejo Presidencial de la Federación Sindical Mundial, cargo para el cual fui electa en su último Congreso realizado en Grecia, lo hice plenamente convencida de incorporarme a una central clasista con principios claramente internacionalistas y profundamente democráticos.
Con mucha disposición y voluntad, asumí las tareas que me fueron asignadas por el Secretariado en misiones realizadas en varios países y sobre todo con mucha pasión la defensa de los casos que fueron presentados por la FSM ante la Comisión de Aplicación de Normas de la OIT, en las diferentes Conferencias Internacionales y Regionales.
Nuestro acción y compromiso en nuestro país estuvo enmarcada en el apoyo al proceso liderizado por el Presidente Hugo Chávez, a quien acompañamos a nivel nacional e internacional, convencidos de su programa de inclusión social, lucha contra la corrupción, solidaridad, igualdad, distribución de la riqueza, participación de los trabajadores en la gestión y otros principios coincidentes con el programa de la clase trabajadora, manteniendo nuestra independencia y autonomía de clase.
En los últimos cinco años ha crecido la penalización de la protesta, la corrupción, el burocratismo y militarismo, las empresas que recuperamos los trabajadores fueron destruidas por los gerentes y militares que las han dirigido, tenemos compañeros trabajadores despedidos, presos, imputados penalmente, desmejorados, acosados y perseguidos por los cuerpos de seguridad de Estado solo por organizarnos, defender nuestros derechos y querer producir, enfrentando la tecnoburocracia y la corrupción.
La situación ha sido tan grave que hemos tenido que acudir a la OIT como instancia jurídica de alzada internacional a denunciar estos atropellos y exigir que se respeten nuestros derechos fundamentales, sobre todo a la libertad sindical y a la democracia y participación.
En esta lucha que hemos llevado en nuestro país, he palpado con mucho desconcierto y asombro la indiferencia, apatía y desatención a los trabajadores venezolanos afiliados a nuestra central UNETE, por parte de Miembros del Secretariado de la FSM, incluyendo al propio Secretario General.
Hemos sentido la vergüenza de escuchar a nuestros presuntos compañeros de la FSM opinar en la OIT o en otras instancias internacionales sin siquiera escuchar nuestra opinión y cuando hemos planteado en las diversas reuniones la realidad de lo que sucede en nuestro país hemos sido invisibilizados por los miembros del Secretariado. Muchos compañeros de otros países nos han preguntado si realmente seguimos estando en la FSM y el porqué de ese comportamiento.
En la UNETE creemos firmemente en la lucha contra el arrivismo, el elitismo, la burocracia, la compra de conciencias y la corrupción, y contra eso seguiremos combatiendo desde la trinchera de los trabajadores.
Los dirigentes de FSM, el Secretario General, los miembros del Secretariado, al visitar nuestro país, sin notificarnos siquiera, muestran una gran parcialización hacia el Gobierno y las organizaciones de trabajadores a su servicio, sin tomar en cuenta a la gran mayoría de los trabajadores, que son atacados, criminalizados y satanizados por las autoridades gubernamentales solo por defender sus justas reivindicaciones.
La elite burocrática del Gobierno accede a recursos para importar alimentos, en detrimentos de los empleos de los trabajadores venezolanos. Miles de puestos de trabajo se han perdido. Las empresas expropiadas y recuperadas por el Estado solo sirven para generar riquezas a los militares y a la tecnoburocracia del gobierno que se dice obrerista, pero que en nada se da participación real a los trabajadores en la gestión de las mismas.
La FSM como organización sindical no ha reforzado la crítica, la autocrítica a lo interno de las organizaciones de trabajadores en nuestro país. Mucho menos la emulación fraterna entre sus dirigentes. Severos caso de violación a la libertad sindical en nuestro país han sido denunciados por la UNETE aquí y en organismos internacionales, y aun así, la FSM sigue la orientación de que ¨todo está muy bien¨, partiendo de la visión burocrática y complaciente del corporativismo sindical ¨gobiernero¨ y patronal al servicio del Gobierno Militarista.
En nuestro país la FSM no ha priorizado el trabajo para enfrentar las empresas trasnacionales y la organización de la coordinación internacional de la solidaridad obrera. En Venezuela las transnacionales sobre todo chinas, iranís, bielorusas, indias y rusas explotan a los trabajadores e irrespetan la legislación laboral venezolana.
En nuestro país la FSM no lucha por las libertades sindicales y democráticas ni demuestra estar en contra de la violencia de Estado, el autoritarismo y la persecución de sindicalistas.
Siendo la FSM fundadora de la OIT, en los últimos años solo se dedica a la crítica de las actuaciones de esta organización y para nada se involucra en la aplicación de los mecanismos de control para que el gobierno venezolano atienda, la necesaria aplicación del dialogo social y el respeto a los convenios y normas internacionales. Sin embargo, actuando con doble rasero, utiliza ese espacio para denunciar violaciones en otros países.
Los resultados del último proceso electoral realizado en mi país, donde votamos millones de trabajadores, ha dejado claro el rechazo a este gobierno que se proclama obrerista y socialista y que estafo al pueblo venezolano, robándole sus sueños y esperanzas pero también miles de millones de dólares que hoy ostentan sin pudor, sirviendo este peculio hasta para ofrecer a algunos dirigentes sindicales internacionales altas sumas de dinero, a cambio de acallar la voz de la mayoría de los trabajadores venezolanos en la OIT.
Hace algunas décadas, los pueblos de América Latina decidimos producir cambios en nuestros países; la mayoría de los líderes que asumieron esta decisión de cambio, transmitieron la esperanza de ser gobiernos progresistas, emergentes, hasta incluso socialistas. Sin embargo esta utopía se está viniendo abajo, producto de los errores cometidos por estos liderazgos que han pretendido nublar nuestra mirada y engañarnos con espejismos, con vicios viejos (caudillismo, militarismo, exclusión, perdida de libertades democráticas y otros excesos) y lo peor, asumiendo los partidos y sus cúpulas el papel de pueblo sustituyendo, cooptando, dividiendo y persiguiendo a los trabajadores que les dimos nuestra confianza.
Hoy pretenden etiquetar al movimiento sindical de golpista solo por reclamar con vehemencia y firmeza los mismos derechos por los que nuestros pueblos latinoamericanos apostaron por este cambio y colocaron estos líderes. Los pueblos les están pasando factura.
Revisemos lo sucedido en Argentina, Venezuela, recientemente Bolivia, Brasil y otros países en los que apostamos a la esperanza y la utopía, pero nos estafaron. Por eso hoy estoy más convencida que nunca que no hay sindicatos de derecha o de izquierda, calificados así porque apoyen o no a gobiernos progresistas o emergentes.
El movimiento sindical continental y mundial está llamado a mantener la unidad entre la diversidad, la pluralidad y el debate, la construcción de estrategias comunes para enfrentar los retos y desafíos de la nueva cultura del trabajo, erradicar la pobreza y avanzar la construcción de un mundo más humano y con justicia social, a esta lucha dirigiré todos mis esfuerzos y lo que me reste de vida, buscando nuevos rumbos y horizontes donde pueda servir mejor a la clase trabajadora.
Hace algunos años se inició un importante proceso de unidad de la clase trabajadora a nivel mundial, en la organización en la cual milite y me forme durante muchos años hice publico mi rechazo a ese proceso. Hoy comprendo que fue estratégico y que debemos fortalecerlo.
Nuestra Central UNETE es una organización libre, autónoma e independiente al servicio de los trabajadores de Venezuela sin distingo de Ideologías, y no se encuentra supeditada a ningún Gobierno o partido político, pudiendo por tanto formar parte de las Asociaciones de Trabajadores que considere conveniente en favor de la clase Trabajadora del País.
Todos estos intereses y objetivos son contradictorios con la práctica de la Federación Sindical Mundial, por lo que expreso ante ustedes mi decisión irrevocable de renunciar al cargo para el cual fui designada en el Congreso Mundial ultimo pasado, considerando que hay marcadas diferencias entre ustedes y mi persona en cuanto al accionar de la lucha de los trabajadores en nuestro país.