El predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, aludió este Viernes Santo a los recientes atentados de Bruselas y, en este sentido, abogó por “desmitificar la venganza” como respuesta a los problemas del mundo.
“El odio y la brutalidad de los ataques terroristas de esta semana en Bruselas nos ayudan a entender la fuerza divina contenida en las últimas palabras de Cristo: ‘Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen'”, dijo durante la ceremonia de la Pasión de Cristo y ante el papa, que le escuchaba en silencio.
Cantalamessa consideró que “por grande que sea el odio de los hombres, el amor de Dios ha sido y será siempre más fuerte”.
“A nosotros está dirigida, en las actuales circunstancias, la exhortación del apóstol Pablo: ‘No te dejes vencer por el mal sino vence al mal con el bien'”, opinó.
Fue entonces cuando animó a “desmitificar la venganza”, convertida en la actualidad en “un mito” que todo lo contagia, comenzando en su opinión por los más pequeños.
“¡Tenemos que desmitificar la venganza! Esa ya se ha vuelto un mito que se expande y contagia a todo y a todos, comenzando por los niños. Gran parte de las historias en las pantallas y en los juegos electrónicos son historias de venganza, a veces presentadas como la victoria del héroe bueno”, alertó.
Y añadió: “La mitad, si no más, del sufrimiento que existe en el mundo (cuando no son males naturales), viene del deseo de venganza, sea en la relación entre las personas que en aquella entre los Estados y los pueblos”.
En este sentido recordó que, aunque suele decirse que “el mundo será salvado por la belleza”, también esta puede “llevar a la ruina” y abogó por la misericordia como único método para solucionar los problemas.
“Hay una sola cosa que puede salvar realmente el mundo: ¡la misericordia! La misericordia de Dios por los hombres y de los hombres entre ellos”, valoró, para agradecer después al papa por la institución del vigente Año Santo Extraordinario de la Misericordia.
Cantalamessa pronunció esta homilía durante la solemne ceremonia de la Pasión de Cristo en una basílica de San Pedro escasamente iluminada, para otorgar un ambiente de recogimiento al rito.
El acto comenzó con el pontífice postrado sobre el pavimento y orando durante unos minutos ante el Altar de la Confesión, bajo el que según la Iglesia reposan los restos del apóstol San Pedro.
Acto seguido se procedió a la lectura de los pasajes de la Pasión de Jesús de Nazaret según San Juan, cantada por tres diáconos y acompasada por el Coro de la Capilla Sixtina.
Esta noche el papa Francisco presidirá el tradicional Via Crucis en el Coliseo de Roma a partir de las 21.50 locales (20.15 GMT). EFE