Como en todo, el uso de calzado no es una excepción, los extremos no son buenos. Nuestros pies no están hechos para un tacón de aguja de 10 centímetros que perjudica la posición del pie al caminar ni para una bailarina completamente plana que no aporta ningún soporte al pie, publica infosalus.com
A pesar de que este calzado puede ser más cómodo y anatómico también entraña riesgos para nuestra biomecánica si su uso es continuado o exclusivo. Según explica a Infosalus Josep Ogalla, presidente del Colegio de Podólogos de Cataluña, España, la bailarina, la forma en la que suele denominarse a un calzado de suela completamente plana y material ligero, resulta más cómoda que el tacón elevado porque se acerca más a la posición anatómica del pie pero ir en plano supone un esfuerzo añadido para la fascia plantar al despegar el pie del suelo.
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