Aplicarle el “Rayos X” a las bolsas de mercado se ha vuelto común en Anzoátegui

Aplicarle el “Rayos X” a las bolsas de mercado se ha vuelto común en Anzoátegui

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Las mujeres lo dicen, a modo de chiste. “Mu­chos hombres han desviado su mirada de las curvas femeninas y ahora ven los artículos regulados que llevan en las bolsas”. Así lo reseña eltiempo.com.ve / Vestalia Muñoz

La docente María Fer­nández comentó, entre risas, que salir a la calle y “escanear” los paquetes que cargan las personas en las manos se ha convertido en un vicio. Señaló que la necesidad de conseguir los productos de la cesta bási­ca y de higiene personal se acrecienta a diario.

“A veces no tengo dili­gencias que hacer y voy al centro a ver qué encuen­tro, y echo mi ojito en las compras de quienes me pasan por el lado”.

Opinión similar dio Clau­dia Millán. Expresó que los ciudadanos han dejado la pena a un lado, y sin im­portar a quién interceptan, se atreven a preguntar: ¿Dónde están vendiendo eso? ¿Qué hay en Unicasa? ¿La cola está larga?

“A mí me ha pasado, voy distraída y de repente alguien sorprende con un interrogatorio. Me he lle­vado tremendos sustos”.

Primero las curvas

El comerciante Gustavo León, con el rostro son­rojado, comentó que las mujeres pueden sentirse tranquilas porque siguen siendo sus “preferidas”.

Dijo que él observa las bolsas después de darle el visto bueno a las protube­rancias de las dueñas del mercado.

“Si llevan detergente o leche en polvo… Ahí sí me distraigo, pues siempre quiero averiguar dónde lo adquirieron”.

Con la mirada fija en una morena que caminaba por la calle Buenos Aires de Puerto La Cruz, Ángel Brito refirió que en ocasiones se concentra en los productos que llevan las chicas en sus manos y no en ellas, porque son “FEAS” (risas).

Después de ese comentario con el que trató de atraer la atención de aquella esbelta mujer, Brito explicó que para él todas las fémi­nas son bellas y se merecen “una miradita”.

“Siempre veo si la dama tiene un buen trasero, des­pués su rostro, las manos y pies. Si todo eso está en perfecto estado, no volteo para ningún lado hasta que su figura se pierde entre la gente”.

Dijo que como “no se puede tapar el sol con un dedo” y la necesidad per­manece latente, busca ha­rina, pasta, arroz y pollo entre las bolsas de la gente que camina cerca de su venta de bebidas, en el centro porteño.

Francisco Gue­vara, encargado de un puesto de comida de la calle Sucre de Puerto La Cruz, contó que durante todo el 2015 ha observado desde su vitrina a las personas que se “chismosean” unas con otras los empaques del mercado.

“Voltean desca­radamente y hasta aga­chan la cabeza para mirar bien”.

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