“Toda revolta popular é um momento propício para a ascensão de oportunistas e aproveitadores” –Olavo de Carvalho
Primero Argentina con la llegada de la centro-derecha de Macri, luego el referéndum contra Evo… Ahora en Brasil se vislumbra una contestación arrolladora contra todo un statu quo de Izquierda –junto a un impulso sagaz de ideas libertarias y liberales.
No obstante, dichas ideas no han sido –ni serán– canalizadas completamente por ningún partido actual pues el sistema político brasileño se erige casi en su totalidad en la periferia izquierda; salvo uno que otro elemento rescatable dentro del Parlamento brasileño.
Ésta tendencia común a finales de los 80 luego de la era del régimen militar sólo podría devenir en una zancadilla a posteriori a nivel pragmático.
Y efectivamente, en estos momentos el hastío de los brasileños no ha sido solo contra Dilma, Lula y los petistas sino contra todo el cártel de partidos, implícitamente.
El escenario está atado a un dinamismo muy importante en el juego político, más que a un asunto procesal o netamente jurídico.
El #impeachment y el consiguiente juicio político dependen de las coaliciones parlamentarias.
El enclenque PT sólo posee 60 diputados y 13 senadores, pero uno de los principales partidos del país (Partido do Movimento Democrático Brasileiro) –actualmente en la vicepresidencia con Temer– sería una pieza clave para el futuro de Dilma.
El PMDB ha estado mostrándose ajeno al oficialismo… Pero Lula juega un rol determinante por varias razones.
Para lograr lo que llaman los brasileños la “articulación”, es necesario que el expresidente haga reafirmar a Temer su alianza con Dilma. Además, si la Justicia no consolida su estocada contra Lula, su entrada al Gobierno afectaría duramente el proceso de enjuiciamiento y destitución de Rousseff.
Ahora, lo irrefutable es el hecho de que la incompatibilidad del mensaje de los ciudadanos se nota a primera vista en contraste con la de la débil oposición socialdemócrata.
A pesar de esto el candidato presidencial Aécio Neves (Partido da Social Democracia Brasileira) ha optado por una estrategia similar a la de Leopoldo López en 2014.
Neves ha buscado colarse –manteniendo una cautela discursiva que no esconde bien– en el fervor de la ciudadanía para incubar una matriz electoral en aras de asegurar una victoria a las venideras elecciones presidenciales de 2018.
Las consecuencias de sus intenciones terminaron fustigándolo, resultando en abucheos y rechazo a su persona por parte de la ciudadanía.
Por otro lado, el potencial candidato presidencial y senador del Congresso Jair Bolsonaro (Partido Social Cristão) ha confirmado su voto a favor de las protestas, del #impeachment y su posición en contra del PT y de la Izquierda brasileña en general.
Dentro de la sociedad, firmes en su postura contra el sistema, resuenan organizaciones civiles como el Movimiento Brasil Libre (Movimento Brasil Livre) liderado por Kim Kataguiri y Vem Pra Rua que mantienen la estructura de la protesta constante en el país.
Además, las intenciones de lanzar un Partido que acoja las ideas libertarias y liberales se vuelven cada vez más fuertes y reales, en aras a poseer una mejor plataforma para el mensaje, diseñar de manera más eficiente la protesta y poder llevar la realidad al punto de que logren hacerse con el poder.
Muy posiblemente Bolsonaro y Kataguiri estén involucrados con la creación de esta nueva fuerza política prometedora que goza de un incipiente respaldo de los brasileños.
El giro que han brindado ambos elementos al debate político ha sido admirable en cuanto al quiebre del monopolio cultural de la Izquierda.
Pero ahora ascendiendo hacia al tema de la geopolítica, el agente supranacional de la Izquierda latina está siendo blanco único de todos estos sucesos importantísimos en el país.
A pesar del panorama incierto, la realidad es que existe una valiente revuelta en el feudo del Foro de São Paulo… Lo que pone en jaque sus recientes intentos de reforzamiento del proyecto –indirectamente en Venezuela y Colombia–, pues darle rienda suelta (o mantener) a un fenómeno expansionista es complicado si en el mismo punto de partida los cimientos son débiles y están siendo rasgados violentamente.
Lo seguro es que no existe un panorama favorable para la Izquierda brasileña: los petistas y sus similares están sufriendo el mayor colapso de su historia, la débil oposición quedará sepultada en su torpeza, las nacientes fuerzas políticas se están erigiendo con rapidez dando pie a una revolución dentro de la Política brasileña y los pilares del Foro se comienzan a derrumbar con agresividad.
Liberdade ó nada.