Cuando uno escucha al presidente Maduro expresar en el tono destemplado con el que suele responder ante las decisiones de nuestro poder legislativo, y las contrastamos con la forma en que lo hace en relación con la gestión de su régimen a favor de la paz en la vecina Colombia y sobre otros asuntos extra nacionales, no nos queda otra que recordar aquella famosa expresión del Rey de España dirigida al entonces presidente Chávez: “Y por qué no te callas”
Realmente el pueblo está saturado de palabras vacías y reiterados anuncios presidenciales sobre estrambóticos proyectos que el aire se lleva, mientras el país avanza cada día y cada minuto hacia una acentuación de la crisis que, aunque originada desde hace 17 años, transformó a Venezuela de nación rica a mendiga a la vuelta de muy poco tiempo, y muy especialmente durante los años del actual mandato. Y es que cada vez que irrumpe abusivamente el Presidente con su discurso cansón y capachero a través de los medios de comunicación colectiva, más se refuerza en el venezolano el deseo de encontrar la vía legal de extenderle su muy merecida carta de despido al torturador de nuestros oídos y de nuestra propia vida republicana.
Es por eso que estimamos, que las soluciones para resolver esta enorme situación de permanente y repetidas actitudes contradicciones deben, definitivamente, ser de corte radical e inmediata, pero necesariamente constitucionales. Porque ya basta, el cansancio se percibe en todos los sectores del país, y hoy por eso podemos asegurar que si existe algo en la que la inmensa mayoría de los venezolanos estamos de acuerdo es en que el presidente Maduro debe salir de la Presidencia de la República, para que el país retorne a su normalización. Y esto no es secreto para nadie, pues todas las encuestas, incluyendo las ordenadas por el propio oficialismo, reflejan un rechazo de más del 80 por ciento a la actual gestión. De acuerdo con datos que por su parte maneja Primero Justicia, en su operativo denominado la Ruta para el Cambio, hasta el momento se ha alcanzado alrededor del 50% de las manifestaciones de voluntad de revocar el actual mandato presidencial.
De igual manera, el país reclama que se restablezca el orden constitucional de la República, ahora acentuado con la actuación del Tribunal Supremo de Justicia, constituido hoy día en una especie de órgano dependiente del poder ejecutivo para invalidar las decisiones emanadas de la Asamblea Legislativa que no sean de su agrado. Es decir, el mayor impedimento para que los venezolanos retornemos al ejercicio de la democracia y de la institucionalidad perdida está representado en estos momentos en la Presidencia de la República y en su “legislador” paralelo.
Ya lo escuchamos en la calle y a través de los diversos medios: pese al apoyo que la inmensa mayoría de los venezolanos brinda a su Asamblea Legislativa, la exigencia es que este organismo debe enfocarse en resolver, primero, en determinar si se encuentra legalmente constituido o no el actual TSJ, pues de los integrantes del legislativo hemos venido oyendo desde aún antes de la conformación de la designación por la anterior Asamblea, después de evidenciarse su nueva integración, que fueron violados los procedimientos constitucionales para tal fin. Por otra parte, sobran los argumentos sobre el lugar de nacimiento del Jefe del Estado y su presunta nacionalidad colombiana, lo cual colocaría su mandato al margen de lo que establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Es decir, la propia carta fundamental nos ofrece el camino para resolver lo que constituye el meollo de la crisis, sin necesidad de seguirle dando largas al asunto mientras el país, cual barco haciendo agua, se hunde cada vez con mayor celeridad.
Pues así lo vemos, porque independiente de que los caminos explorados y de las propuestas concretas para lograr el cambio que reclaman los venezolanos por la vía estrictamente constitucional, sin que las ya mencionadas dejen de tener esta cualidad, no se ve mayor progreso en relación con esta aspiración. El líder de primera Justicia, Henrique Capriles, quien destaca entre los dirigentes políticos de mayor intensidad en la tarea de canalizar las aspiraciones de solucionar la situación planteada, así lo evidencia al indicar que pese a que desde el primero de marzo de este año ha sido solicitada al Consejo Nacional Electoral el formato para validar la voluntad de revocatorio, este organismo no da señas de estar en disposición de responder.
Es por eso que, recogiendo el clamor que se expresa en cada cola de supermercado y en todo lugar donde se concentra la gente del sufrido pueblo, nuestro llamado es de atención y análisis de esta posibilidad que consideramos realmente valedera.
@JJMorenoA