Durante un acto denominado “Venezuela con el revocatorio”, artistas, intelectuales y miembros ligados a la cultura venezolana aseguraron esta semana que firmar para solicitar el referendo revocatorio es una necesidad pues el “país está escribiéndose bajo la tinta de la tragedia y la depresión ante constantes hechos que atentan contra la paz y la vida”.
Las palabras del escritor Leonardo Padrón aún retumban entre los venezolanos gracias a las redes sociales, aquí el video de su participación y el texto completo titulado “#YoRevoco”.
“Permítanme iniciar estas palabras con una pavorosa certidumbre. El venezolano del siglo XXI vive actualmente en el sótano de su propia historia. Y, como en todo sótano, la oscuridad es la reina. Como en todo sótano, la ausencia de luz genera una temperatura de asfixia. Hoy la vida se nos ha convertido en un asunto penoso, en una experiencia agotadora. La depresión es el idioma de moda. Somos los escombros de un antiguo esplendor.
Parecemos los sobrevivientes de una guerra. Gente deambulando en un inabarcable sótano donde la luz parpadea agónicamente, donde ya casi no hay agua, donde la comida nos la peleamos a dentelladas, los enfermos mueren de mengua, y el que asome su imprudencia a la calle corre el riesgo de toparse con un ejército de criminales que, en parejas o en tropel, asolan con lo que queda en pie. Parece un paisaje de fin de una raza. Parece la invasión de los bárbaros. Una película sobre el apocalipsis. Un episodio de prosa esquizoide y sórdida. Pero no. Es Caracas, es Barinas, es Margarita, es el Zulia, es el barrio y el toque de queda, el afligido y el iracundo, el alumno y la bala perdida, el hombre degollado, la madre y las últimas arepas del mes, el secuestrado y el milagro que nunca llegó. Es un sótano de 912 mil 500 kms cuadrados. Un sótano donde ya no caben más malas noticias. Una hipérbole de la noche más oscura. El traspié más grande de nuestra historia.
El pasado 6 de diciembre los venezolanos expulsamos un sonoro grito, una misma opinión, una urgencia desde 7 millones 800 mil gargantas que votaron por un cambio en el rumbo del país. A esas gargantas habría que sumarle las de decenas de miles que braman su nostalgia desde el exilio o las de tantos y tantos que ese día aún no tenían edad para votar pero sí para la decepción o las gargantas de quienes sucumbieron a la coacción, al miedo y al chantaje.
El 6 de diciembre del 2015 demostramos que el hartazgo es mayoría. Y ese hartazgo ha ido creciendo vertiginosa, exponencialmente. Hoy, pocos meses después, el gobierno ha ocupado su tiempo y energía, no en evitar el naufragio de todo un país, sino en preservarse en el poder, en salvar sus abundantes arcas y privilegios, en disimular sus hectáreas de dólares y corrupción. No importan los excesos, no importa la voracidad, no importa la insania empleada para tal fin. El gobierno le dio la espalda a la multitudinaria opinión de sus ciudadanos, azuzó a sus malandros, los de corbata, los de pie en moto, los de toga, birrete y curul, y los hizo cercar nuestra victoria civil y llenarla de emboscadas y agravios. La democracia, que asomó su rostro tajante y decidido en las pasadas elecciones, hoy vuelve a estar sitiada por los colmillos del autoritarismo”.
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