El sistema de salud pública es un ultimátum a la vida

El sistema de salud pública es un ultimátum a la vida

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La antesala a la entrada principal del Hospital Uyapar, dependiente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), es un muro de lamentos. Familiares resignados ante la crisis del sistema de salud pública del país miraron, entre apatía y solidaridad, la manifestación que protagonizó la ONG Venezuela sin medicina el miércoles cuya consigna principal reza: “¿Quiénes somos? -venezolanos- ¿Qué queremos? -¡Medicinas!”, publica Correo del Caroní.

ofaoro@correodelcaroni.com





No se levantaron de los puestos. No aplaudieron. En su mayoría, asintieron, mientras esperaban sentados a las afueras de un centro de salud en donde el dolor confluye con el recorrido de oficiales de la Guardia Nacional (GN) que se hicieron necesarios para impedir más desorden y robos. A continuación muestras del sobrevivir local y nacional en un país que padece, según la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven), de 90 por ciento de escasez de medicamentos e insumos médicos:

‘A mi hija se le pasó el parto’

Piacoa es un poblado del estado Delta Amacuro que queda a hora y media de Ciudad Guayana. El centro de salud más cercano es el Hospital Dr. Raúl Leoni, en San Félix, “pero allá no me la recibieron”. Luisa Dávila, contó, decepcionada, cómo la falta de insumos médicos imposibilitó la llegada al mundo de su nieto.

El jueves de la semana pasada llegaron, primero, a la Maternidad Negra Hipólita, en 25 de Marzo, desde donde la gineco-obstetra tratante emitió una orden de “cesárea de emergencia” para Anyileth Dávila, de 27 años, “pero no la recibieron porque ahí no había material, no había cama, no había incubadora”, contó la hermana, Lee Garrido. Luego de ser rechazadas también en Guaiparo, “Vinimos para acá (Uyapar) y tampoco, y a mi hija se le pasó el parto”.

Luisa Dávila prosiguió. Desde el jueves de la semana pasada la joven aguantó, esperando que se desocupara un cupo en el único hospital de Puerto Ordaz, con su primer hijo en la barriga, con ocho meses de embarazo.

Regresaron cada día. “El domingo (10 de abril) la trajimos con unos dolores que no aguantaba más, y el bebé lo tenía muerto”, fue lo que les dijeron en la sala de emergencias del Hospital Uyapar, momento en el que sí admitieron a la hija de Luisa, esta vez para recluirla en terapia intensiva “y no le dan esperanza de vida”.

Tienen una semana en Puerto Ordaz, pasando trabajo, apoyándose en la hospitalidad de familiares. “Me siento molesta. No confiamos en ningún doctor. Aquí (Uyapar) hay mujeres que tienen dos días con el bebé muerto adentro de la barriga, no hay nada para atenderlas”.

Desde el domingo, todos los días, salen con muestras de sangre de Anyileth Dávila en cavas para practicarle exámenes de laboratorio -que no supo precisar al momento de la entrevista- fuera del Uyapar, porque no hay reactivos.

“Me siento incómoda, venimos de Piacoa, somos personas de escasos recursos y no tenemos adónde ir en una emergencia porque no nos quieren recibir”. Anyileth venía, todos los meses, a San Félix, a controlarse el embarazo en la Clínica Primero de Mayo, porque en Piacoa solo hay un módulo de salud en donde atienden, solamente, partos naturales, de acuerdo con su hermana Lee Garrido.

La falta de equipamiento del sistema de salud pública venezolano cobró la vida de un ser que no tuvo la oportunidad de ver el mundo, mientras su madre lucha contra la muerte.

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