“Cada vez que hablo con mi hermana que está en Venezuela, lo único que me cuenta son sus hazañas para conseguir algún alimento. Con tristeza comenta las colas que hace y la frustración que la invade cada vez que regresa a casa con las manos vacías, después de varias horas de espera. Más nunca hablamos de paseos, de películas o de fiestas. Lamentable que lo único que se oye a través del teléfono son quejas e historias de inseguridad. Ayer una “bachaquera” (personas que venden con sobreprecio los alimentos de primera necesidad) la golpeó, porque no le dio el puesto en la fila”.
ELKIS BEJARANO DELGADO / Diario Las Américas
Así, Magda Sifontes, una venezolana con más de 20 años en los Estados Unidos, explica por qué mensualmente envía dos cajas cargadas de alimentos y productos de higiene personal desde Orlando (Florida) hasta El Tigre, estado Anzoátegui, y hasta Los Teques, estado Miranda.
Para ella representa un gasto de más de 400 dólares mensuales, entre lo que envía y el costo del flete. “Compramos para seis casas distintas. Hacemos una evaluación de lo que necesitan, y de lo que se envió el mes anterior. Compramos en distintos sitios, porque enviamos cosas para niños, diabéticos y ancianos. Antes los ayudaba con dinero en efectivo y gastaba mucho menos; pero ahora no hay nada que comprar y prefieren que les envíe los alimentos. El dinero en Venezuela ya no tiene valor”.
El comercio entre los Estados Unidos y Venezuela ha caído exponencialmente en los últimos cinco años; pero la grave crisis de alimentos y medicinas que golpea el país caribeño ha estimulado el envío de este tipo de artículos desde los puertos de EEUU hacia los venezolanos, pese a las restricciones oficiales. En los últimos seis meses las compañías de envíos “puerta a puerta” aseguran haber triplicado la carga, con envíos personales de alimentos, medicinas y productos básicos hechos por los que viven en suelo norteamericano; o de los venezolanos que hacen, a través de empresas online, el mercado mensual de algunos insumos.
Ese es el servicio que presta Wilmer Maldonado, quien hace pocos meses montó su compañía AvilaCargo.com que ofrece el envío puerta a puerta, y funciona desde el estacionamiento de su casa, aunque advierte que ya está listo para alquilar un galpón en Doral, debido a que el espacio le quedó pequeño.
“Comencé recuperando paquetes represados en las grandes empresas de envío. Esas personas se quedaron como clientes, y nos recomendaron. Ahora muchos me llaman y les hago su mercado. Yo envío un presupuesto aproximado del costo de lo que requieren. Ellos aprueban, se compra y se envía. También buscamos la mercancía a cualquier parte de Miami, sin costo. Se embala y se manda”.
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