La crisis es fundamentalmente política. Si no hay un cambio de sistema no puede haber una transformación económica y social. La visión del chavismo es distinta, muy distinta a la de los demócratas. De allí la imposibilidad del diálogo. En pocas palabras, las posiciones son excluyentes lo que impide los acercamientos y consensos y en consecuencia un arreglo amistoso de la crisis.
Lamentablemente, las fuerzas políticas internas no pueden lograr un acuerdo. Eso es claro. Mientras tanto, el país se sigue hundiendo sin límites lo que puede generar una situación peor, mucho más grave aún. De la situación actual a la crisis, a la ingobernabilidad y a la anarquía y ojalá que nunca al conflicto interno en términos mayores, no hay mucha brecha y Dios quiera así lo midan quienes tienen hoy la responsabilidad de evitar mayores desastres en el país.
La comunidad internacional se ha mostrado poco solidaria con los venezolanos, tanto comocon los cubanos durante sus 60 años de sufrimiento, víctimas de unrégimen que se ancianizó en el tiempo, dejando miseria y estragos sociales que difícilmente puedan recuperarse en el corto plazo. Pero el mapa político comienza a transformarse y algunos de ellos, antes ausentes,expresan su preocupación y no por la estabilidad política del régimen de Maduro, sino por la persecución de un pueblo que se opone a la barbarie, por los atropellos expresadospor un grupo militar-civil inescrupuloso y corrupto, que se traduce en la persecución, la discriminación y el desprecio de los opositores, muchos de ellos tras las rejas, por (in)decisiones judiciales propias de las dictaduras, como la de Nicolás Maduro.
La región se transforma. Las falsas esperanzas creadas por los “revolucionarios” se desvanecen y se abre paso a la sensatez. El cambio en Argentina, liberada hoy de la demagogia y el populismo y el despertar de los brasileños ante un gobierno encontrado culpable de actos de corrupción, marcan un cambio importante que incidirá en la trasformación de la región.
Pero no solamente los gobiernos son claves en estos cambios. Los pueblos tienen hoy más que nunca un rol protagónico en la vida de las naciones. No son sólo los gobiernos los que representan al Estado. De allí que la Carta Democrática no seaconsideradahoy como un instrumento exclusivamente diseñado para salvar a los gobiernos de golpes de Estado, sino más bien para salvar a los pueblos de los golpes de los gobiernos. Esa es la importancia de las cosas en la actualidad.
Los venezolanos a través de la Asamblea Nacional, que representa sin duda los intereses del pueblo, han acudido a la OEA para promover la aplicación de la Carta Democrática Interamericana que faculta al Secretario General para convocar una reunión del Consejo Permanente de la Organización para que éste examine la situación en el país y para que la comunidad regional adopte recomendaciones que puedan guiar al régimen totalitario de Maduro a respetar el orden constitucional y los principios y valores de la democracia en los cuales se inspira la OEA, tal como se recoge en su Carta Constitutiva de 1948 y en la recién adoptada Carta Democrática Interamericana.
Es una oportunidad, para que los pueblos de la región en nombre de los cuales se crea la OEA y las mismas Naciones Unidas como se precisa en las respetivas partes preambulares de sus textos constitutivos, conozcan la realidad venezolana y se apoye una causa por la libertad, esa que defendimos los demócratas durante décadas en la región ante los atropellos de los gorilas en el cono sur, tema que parece ser olvidado por algunos, entre ellos la señora Bachelet, Presidenta de Chile, víctima de la dictadura militar de Pinochet, quien hasta ahora ha mostrado su complicidad con las barbaridades del régimen de Maduro.
La reunión del Consejo debería celebrarse en los próximos días. Se adoptaránseguramente algunas recomendaciones que no gustarán a todos. Se abrirá el espacio a una visita del Secretario General a Venezuela para que pueda avanzar hacia el reencuentro, la reconciliación y la paz.
Esperamos y confiamos en que todos los gobiernos de la región se pronuncien y tomen posiciones claras y sinceras en respaldo de la democracia, que es un bien común, Dios quiera de manera distinta cuando por manipulaciones y estrategias perversas la Venezuela de Chávez y el Brasil de Lula promovieron la activación de la Carta para “apoyar” a Zelaya, quien precisamente destruía el orden constitucional en Honduras.
Es probable que algunos países, como Nicaragua, Ecuador, Boliviay algunos beneficiarios de Petrocaribelo hagan para retribuir los favores dados por el régimen; otros quizás no actúen por temor a crear un precedente que pueda permitir algún día que se aplique a su situación interna, otros sin embargo, estamos seguros, reaccionarán y tomarán posiciones serias y solidarias conlos millones de venezolanos hoy aplastadospor un régimen corrupto e ineficaz que ha hundido al país como nunca antes en su historia.
Sin duda, la sola convocatoria de una reunión de Ministros para examinar la crisis venezolana significa un paso adelante en una región en cambio.
@CarmonaBorjas