Una mutación genética parece hacer que ciertos perros, como el labrador retriever, se obsesionan extremadamente con los alimentos y golosinas y también que sean más propensos a ser obesos.
AFP
Un estudio publicado este martes en la revista Cell Metabolism identificó un gen asociado con la obesidad canina. “Hemos encontrado algo en una cuarta parte de los perros labradores que vincula a una razón biológica la obsesión de estos perros por la comida”, explicó el veterinario Eleanor Raffan, cirujano y genetista de la universidad de Cambridge.
Este gen denominado POMC fue identificado en un grupo de perros labradores de los cuales 15 eran obesos y 18 de constitución delgada.
Los perros obesos tendían a tener una sección de ADN codificada al final de ese gen. Eso obstaculiza la producción de una sustancia química en el cerebro que cumple la función de indicarle al cuerpo que ya no tiene hambre después de una comida.
Una variante del gen similar se ha visto en algunas personas que luchan con la obesidad. “Incluso hay algunos casos raros de personas obesas que carecen de una parte muy similar del gen POMC”, dijo por su parte Stephen O’Rahilly, codirector del Instituto Wellcome Trust-Medical Research Council.
Aquellos perros con la supresión de POMC – que ocurre en aproximadamente el 23% de los labradores – tendían a tener en promedio unas 4,5 libras (unos dos kilos) más que los demás canes.
El estudio encontró que entre los labradores utilizados en labores de socorro y rescate la supresión POMC era bastante común.
“Fue sorprendente”, dijo Raffan. “Es posible que estos perros se estimulen más por la comida y por lo tanto tienen más probabilidades de ser seleccionados para los programas de socorro, en los que históricamente se entrenan usando recompensas alimenticias”.
Los dueños de estos perros “tienen que ser más rigurosos sobre el control de las porciones, y aprender a ser más resistentes a los pedidos de estos perros cuando los miran con sus grandes ojos”, añadió.