Imparables y “por los cielos” están los precios del pollo y la carne, y quienes venden esos productos al consumidor final advierten que no solamente han ido perdiendo hasta 60 por ciento de los clientes, sino que sobre todo el pollo está escaso. Los usuarios lamentan que cada día deben reducir su ración de comida y se atreven a decir que lo harán hasta que puedan y se mueran “de hambre y desesperación”; todos coinciden en la necesidad de liberar los precios, porque lo que aparece en Gaceta “es ficticio”. Así lo reseña lanacionweb.com / Marina Sandoval Villamizar
De esa manera, también dicen que de nada valen los aumentos de sueldo, si cuando se hacen efectivos los precios se triplican, “y no solamente los de la carne o el pollo, también las verduras, el arroz, y todo lo que antes se compraba quincenalmente, ahora se adquiere lo del día, un tomate, una cebolla, y no siempre se encuentran. No sé a dónde iremos a llegar” -dijo Omaira Carrero, quien achaca al Gobierno la culpa de la situación-.
— Dios mío, Señor, me estaba diciendo la señora que en el corral de abajo (pollera en la vía al llano) compraban la pechuga a mil 100 bolívares, y vienen de allá y estaba a mil 600. Ahora comemos lo del día y compramos lo del diario –expresó-.
Carrero estaba haciendo cola para comprar pollo frente al mercado Municipal de La Ermita, porque considera, al igual que quienes esperaban, que es el sitio más barato, y allí se encuentra, “porque en el mercado no hay y donde hay, está a 2 mil bolívares (el kilo de pechuga).
La carne aumentó casi mil %
En el mercado, parecía que solamente había puestos de venta de carne; no se veía pollo.
— Señor, ¿a cómo el lagarto? -le preguntó una usuaria a un expendedor-.
— A mil 900 bolívares el kilo -respondió el comerciante-, y ella continuó su camino, sin dejar de voltear para seguir mirando la carne, como con nostalgia.
En el mercado, quienes tenían el producto vendían a ese precio el kilo de lagarto, pecho, falda, la de mechar y la de guisar; la de primera, como pulpa negra, ganso y chocozuela, a 2 mil bolívares; y a dos mil 500 el solomo de cuerito y el lomito; y hace quince días, dicen, estaban a mil 600, mil 900 y 2 mil 300, respectivamente.
El hueso rojo lo venden a 500 bolívares; la costilla a mil 500; la pata de res a 600 la unidad; la panza a mil 200, y con cuajo, tripa y librillo a 800 bolívares; el hígado a mil 200.
— Es que el ganado está subiendo muchísimo, está carísimo, y si a uno le sube, uno también tiene que aumentar para poder llegar a hacer la plata del ganado, porque si no es así, ¿qué vamos a hacer? No es que nosotros queramos, no podemos comprar para regalar, así es mejor no trabajar, y si cerramos, de qué vamos a comer, porque así como ustedes gastan, así nosotros tenemos nuestros gastos, y qué va a comer la gente si nadie vende carne, que va para semana y media que aumentó el ganado.
Quien habla es un expendedor, que dice lamentar la situación, porque los clientes, “unos entienden (los aumentos) y otros no. Qué puede hacer uno, no es culpa de nosotros, si prácticamente ya el ganado lo quieren vender al precio del cielo”.
El comerciante se queja de la situación. “Antes vendía cinco o seis reses en la semana, ahora dos; algunos no compran porque no les alcanza, porque es que ni para comprar la verdura alcanza, también está cara. Lo que ha hecho la gente, que compraba un kilo, ahora compra medio kilo, y es que así suban el sueldo, da lo mismo porque ya la plata no es nada”.
A su juicio, la situación de escasez y especulación se resuelve con la liberación de precios, “porque qué gana el Gobierno con mandar a vender la carne a precio regulado, deben quitar la regulación, porque lo que aparece en Gaceta de febrero de 2015 es algo ficticio, porque no lo hacen cumplir; para hacerlo tendrían que ir a donde compran el ganado en pie, porque si regulan la carne, por qué no regulan el ganado”.
Y es que según lo establecido en Gaceta Oficial, el precio de venta justo de cada kilo de solomo de cuerito, chocozuela, lomito, pollo de res, pulpa negra, ganso, muchacho redondo y muchacho cuadrado, es de 220 bolívares; el de solomo abierto, paleta, papelón, cogote, lagarto sin hueso, falda y chuleta, a 165 bolívares; el kilo de hígado por Gaceta es a 72 bolívares, el de panza a 67 y las patas a 31 bolívares; lo que indica, según los usuarios, que el precio ha subido casi mil por ciento.
Olga Garcés, quien acudió al mercado de La Ermita a comprar hígado, dijo: “La carne prácticamente no se puede comprar; el pollo de por sí no se puede comprar, si acaso una vez a la semana o una vez al mes. Hemos tenido que modificar la forma de alimentarnos. A mi esposo hay que se servirle poquito, porque hay que comprar poquito; y yo lo mismo, antes comíamos ensalada, uno servía carne y ensalada, ahora ya no se puede”.
Comentó que antes compraba medio kilo de hígado, “y ahora, para todos, un cuartico de kilo porque no se puede más; si compro medio kilo, es para dos o tres días. Ya no se puede comprar nada, porque las verduras no se pueden comer todo el tiempo, antes al menos compraba arvejas, ahora no se pueden comprar porque el grano supera los 2 mil y pico de bolívares, ya no se puede comprar. Este pedazo de queso -señaló una bolsa- me costó mil bolívares y hay que ‘medirlo’, para los desayunos de toda la semana”
Sugiere que “se arregle esto, pero no sé qué proponer. El Gobierno debe hablar con los que pueden traer lo alimentos, porque si no la gente se va a morir de hambre y desesperación, porque qué más”.
En una refresquería, la propietaria se quejaba de los precios del pollo y de la carne, sobre todo de los primeros, que “han subido más que la carne, y por eso no se pueden vender empanadas y pasteles de pollo. Tendría que venderlos a 300 bolívares. Hace tres meses el kilo de pechuga costaba 700 bolívares, hoy está a mil 800 el kilo, con hueso, y a 2 mil 200 sin hueso. Son imparables los aumentos de precios, no solamente de la carne, también del queso, pues la semana pasada compré a mil 950 bolívares, y hoy el llanero y duro están a 2 mil 600 el kilo, aparte de que no se consiguen, y uno tiene que recurrir a los bachaqueros y repagar los productos”.
Al preguntar por el pollo, un vendedor de carne explicó que no lo hay en el mercado porque “vino a un precio muy alto. Cómo se va a comprar el pollo así, esto (las carnicerías) también está que se para. Ya dijeron los distribuidores de carne que este fin de semana venía a mil 600 bolívares la carne en canal.
“¿A cómo la iremos a vender nosotros? No sé a dónde iremos a llegar, porque el que puede comprar, bueno, pero el que no aguanta las ganas; muchos están comprando de a poquito, y el pollo dicen que vendrá supremamente caro, por los problemas con la escasez de alimento concentrado”.
En un puesto del mercado Municipal se vieron algunos muslos de pollo. “Solamente me queda muslo, no ha llegado mercancía” -dijo el expendedor, mientras la gente preguntaba, e informó que el muslo lo vendían a mil 600 bolívares, la pechuga sin alas a mil 600 y sin hueso a mil 800.
Dijo que está comprando poco pollo, solamente para cumplirles a los clientes, pues aparte de que apenas le gana 100 bolívares al kilo, el pollo merma y no le deja ganancias.
Y es que según lo establecido en la providencia administrativa N° 37 del 2015, aprobada el veinte de febrero por la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), los precios del pollo también se han disparado y los aumentos superan el mil por ciento, pues el precio justo establecido es entero a 65 bolívares; la pechuga con hueso y piel a 125 bolívares, y sin piel ni hueso, 185 bolívares; el muslo y contramuslo, con hueso y piel, valen 80 u 87 bolívares, y sin ellos, 90,42 bolívares; las alas, 71 bolívares; el pescuezo, 17, 38, y las chupetas de pollo a 76,37.