Chanel da un nuevo paso en falso tan grave como el celestinazgo que tuvo su feliz fundadora con los nazis, a quien sirvió de agente. Y esta descomunal equivocación no es otra que el desfile de modas realizado en Cuba el pasado 3 de mayo para la presentación de su colección Crucero 2016/17. “La apertura de Cuba al mundo la convierten en una fuente de inspiración para Karl Lagerfeld y para Chanel”, manifestó la firma de la rue Cambon en un comunicado. No hay tal apertura y tampoco inspiración. Cuba es una tiranía violadora de los derechos humanos y los presos políticos que se pudren en sus cárceles dan cuenta de ello. Ahora ser castrista es hasta chic según Tilda Swinton y Giselle Bündchen, dos de las modelos que lucieron sus boinas proletarias adornadas con el logotipo de la marca.
La primera indignidad la cometió Obama en ese rocambolesco e inútil viaje que no trajo nada porque a los pocos días el dictador Raúl Castro le recordó a los suyos que el enemigo seguía siendo el capitalismo y que el sistema continuaba blindado a los cambios. A Karl Lagerfeld tampoco le afeitarán las canas y ni siquiera le cortarán la coleta por colaboracionista. La izquierda continúa teniendo amigos a montón. Quizá reciba una tarjeta de felicitación del sátrapa y hasta una caja de habanos que el diseñador se cuidará de no fumar en la Francia libre porque es políticamente incorrecto.
@kkrispin