Ya flotan demasiadas preguntas en el aire sobre el destino nacional. ¿Pagará Venezuela su deuda externa? ¿Cómo? No hay dólares, pero si Venezuela no paga se suspenden las importaciones, lo que ya está ocurriendo. Estamos a las puertas del desastre. ¿Llegará el hambre a Caracas?
Esas preguntas se repiten por los círculos políticos en Venezuela, mientras algunos observadores internacionales no reconocen la extrema gravedad de la situación del país. Por razones diplomáticas, el nuncio apostólico, monseñor Aldo Giordano, es un incansable partidario del diálogo político entre el oficialismo y la oposición; coloca, pues, al mismo nivel al actual gobierno con el resto del país aunque la responsabilidad mayor de la catástrofe le incumba a Nicolás Maduro.
¿Aguantará Venezuela hasta diciembre? Pareciera imposible. Ya hay constantes explosiones sociales. Al ver las colas frente a los mercados es evidente que el país no aguanta, las personas aguardan hasta seis horas para conseguir dos paquetes de arroz o de harina, hasta el día que la rabia estalle, claro. Por miedo el gobierno envía guardias nacionales a vigilar los mercados.
Cualquier visitante que llegue a Venezuela percibe inmediatamente las señales de una explosión social en pleno desarrollo. Asombrosamente al gobierno no se le ocurre nada para atenuar este malestar, porque la principal causa de este desbarajuste es el modelo económico oficial.
Venezuela padece una de las crisis más severas de toda su historia. Eso lo tiene que saber muy bien el cardenal Parolin y el nuncio Giordano. Entre otras razones porque eso lo viene reiterando la Conferencia Episcopal Venezolana de una manera directa y clara. Este país se cae a pedazos por causa de un régimen depredador, que es enemigo del diálogo verdadero.
Mientras tanto, el Ejecutivo vive en las nubes. Nicolás Maduro encabeza en Miraflores una reunión con los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). En este encuentro, se habla de impulsar estos comités, para “garantizar la distribución casa por casa de los productos alimenticios en todo el país”.
Las personas tienen convulsiones y mueren porque no hay medicinas, no hay anticonvulsivos que prevengan que la persona muera. Hay pacientes que fallecen de males fáciles de controlar cuando la medicina pone remedio. Se multiplicaron por 10 los precios del petróleo, Venezuela nadó en dólares y gracias a Chávez y a Maduro hoy estamos en la ruina. Se cuadruplicó la deuda externa, mientras otros países petroleros ahorraron buena parte de sus ingresos. La inflación la calculan para este año en 300% y en 600% para 2017, el bolívar ha perdido todo su valor, en el mercado paralelo se cotiza a 10 y 20 veces más que su valor oficial. La economía se ha contraído un 8%.
Los brasileños se han quitado a Dilma de encima, e inmediatamente se recuperó el valor del real porque el nuevo presidente tomará decisiones de sentido común. Brasil se recupera, Venezuela se sigue hundiendo
Por favor, Nicolás, ¡¡¡mira el ejemplo de Dilma!!!
Es fácil, no hay que inventar y Venezuela cuenta con la enorme ventaja del ingreso petrolero, solo que los políticos brasileños muestran mayor madurez, inteligencia y coraje
¿Maduro no aprenderá nada de Dilma?
¿Y si ocurre un milagro?
Otra cosa, ¿qué fue de Giordani y Navarro?, Nicolás ya no los consulta. Eran economistas del siglo XIX. Pero, por lo menos, eran economistas. Nicolás no cuenta con ninguno a su alrededor. En economía viaja a ciegas. Así le va al país.