En la última década y media, agudizada una gravedad que lo delata, el gobierno ha permitido y auspiciado la privatización ilegítima de las cárceles, con el tejido de los más sucios intereses que, a lo sumo, le contenta administrar. Existe una innovada gerencia delictiva que las tiene por epicentro y sobre la cual, que sepamos, no tuvo tiempo de reflexionar Elio Gómez Grillo, un meritorio experto ideológicamente afín, aunque significativamente ignorado y desechado.
Cierto, el asunto tiene aristas universales, pero nuestro país ha contribuido con la novedad de un contexto de descomposición ética y política que muy bien se expresa dentro o fuera de las rejas. Por ello, lucen insuficiente cualesquiera medidas parciales, interesadamente localizadas y de talla testimonial, pues – valga la recurrente sentencia quis custodiet ipsos custodes? – urge una diferente y real política pública que comprometa a los expertos, profesionales formados por décadas y relegados a otros quehaceres.
Somos partidarios de una legítima privatización del régimen o sistema carcelario del país que, sin pérdida alguna de la tarea, orientación y supervisión que le corresponde al Estado, permita al sector privado de la economía – nacional y transnacional – incursionar en un ámbito que urge de soluciones de largo y profundo alcance. Salvo mejor opinión, legos en la materia, además, los concesionarios contribuirían a reactivar a un sector de especialistas, aún en otros ámbitos como el deportivo, capaces de idear fórmulas de regeneración del delincuente con un parecido empeño al del sacerdote católico o el pastor evangélico que todavía se atreve a pisar el laberinto del suplicio.
Considerada la experiencia de otros países, evaluada las condiciones y posibilidades, el planteamiento – por cierto, autorizado por el constituyente de 1999 – merece del estudio, profundización y una muy concreta propuesta de la Comisión de Asuntos Penitenciarios de la Asamblea Nacional. Por lo menos, otro será el destino de ese enclaustrado ejército y el de sus familiares.
@LuisBarraganJ