Retener los salarios es la nueva penuria para los venezolanos diseñado por los jerarcas del “Estado Criminal” que desde los cenáculos del Fuerte Tiuna y de Miraflores se aplica con todo cinismo. En el caso de las universidades, la tabla salarial de hambre proveniente de la lesiva Convención Colectiva II, y el bloqueo del envío de exiguos fondos de mantenimiento, aplastados como los salarios por la inflación, a más del desabastecimiento de los distintos rubros ocasionan como grave impacto la obsolescencia de plataformas académicas, tecnológicas e informáticas. Unas pocas “puyas” quedan para que los estudiantes (becas y otras providencias) tengan que conformarse con aire y harina.
Son años de mandato chavista madurista de incuestionable lesa universidad, con el fin de inducir el debilitamiento progresivo del sistema de educación superior venezolano. El grupo de universidades autónomas es el blanco más deseado por los verdugos y conversos del régimen. Objetivo por cierto inalcanzable a pesar de la más sostenida subversión que haya sufrido nuestra universidad en toda su historia republicana. Han fracasado una y otra vez.
No es un “cierre técnico”, descripción ambigua que se presta a interpretaciones y matrices de opinión diversas, se trata de ahorcar y asfixiar en lo presupuestario y salarial, negar las necesarias divisas para entrenamientos en el exterior o para el imprescindible intercambio científico y de gestión de información (bibliotecas). También se subvierte el orden institucional y electoral intramural, se satura a los campus universitarios con un intenso tráfico de estupefacientes y de delitos al segundo, se confisca y militariza el Consejo Nacional de Universidades, al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y a Fundación Ayacucho, además de apropiarse de las admisiones, promover el fracaso inicial y la deserción debida a la infame preparación en educación media. Todo ello conduce a un colapso severo con miras a concretar, al final, la perdida de la condición del ser universitario de la universidad plural y democrática de nuestro país.
En el momento que escribo estas líneas, el esfuerzo nacional de innovación académica del puñado de universidades agrupadas en la Asociación Venezolana de Rectores alcanzado en estos últimos ocho años, se encuentra en peligro de extinguirse.
Padecemos una atroz dictadura. Jamás este nefasto régimen ha reconocido o respetado el Estado de Derecho. No existe un solo logro o iniciativa en 17 años que pueda catalogarse como institucional o democrático. Solo traición, desolación, destrucción y muerte. El prontuario de sus ejecutores está repleto. La reciente respuesta del Secretario de la OEA Luis Almagro refuerza la condena nacional e internacional.
Somos ciento de miles de universitarios civilistas. La autonomía va en nuestra sangre. Entablar problemas o conflictos intramurales estériles entre nosotros mismos nos debilita. Rechacemos con unidad y puertas abiertas la subversión y el colapso. Hemos de ayudar a deponer la dictadura madurista. El mundo libre y plural y sobre todo la Venezuela que resiste con honor lo reclaman.
@nbiancoucv