El ejército de Venezuela está listo para la inminente invasión por parte de Estados Unidos.
Ese fue el mensaje que el presidente Nicolás Maduro quiso transmitir el fin de semana pasado, mientras presidía un ejercicio militar que puso en primera plana a sus tropas y armamento en medio de la crisis política que vive el país.
Por Ernesto Londoño en Opinión del New York Times
Hay que “prepararse para una invasión, creo que estamos lo más preparados que jamás estuvimos y la evitaremos”, dijo Maduro durante un discurso que pronunció frente a un vehículo militar.
Esa demostración de fuerza no tenía el propósito de intimidar al Pentágono. Es obvio que el gobierno de Obama no tiene absolutamente ningún interés en librar una guerra contra Venezuela. Más bien, se trata de una táctica de distracción con el objetivo de desinflar el esfuerzo para sacar a Maduro de su cargo a través de una consulta popular.
El ejército podría desempeñar un papel clave si el enfrentamiento entre Maduro y la oposición se intensifica. Los líderes opositores no respaldan un golpe de Estado y sostienen que la destitución del presidente debe suceder a través de medios legales, por lo que le han pedido a las fuerzas armadas que acaten la constitución e ignoren los edictos dictatoriales de Maduro. Recientemente, el mandatario impuso un estado de emergencia para sofocar las manifestaciones públicas.
El gobierno de Maduro ha exagerado la amenaza de una invasión estadounidense desde hace varias semanas. En abril, los medios de propaganda controlados por el Estado hablaron sobre un documento de los militares estadounidenses, supuestamente filtrado, en el que se detalla el plan de invasión.
El documento, titulado “Venezuela Freedom-2 Operation”, es falso, según Lisa García, portavoz del Comando Sur de Estados Unidos. (Los venezolanos podrían haber inventado un nombre más pegadizo y creíble para esa campaña falsa, ¿verdad?).
Más allá de la veracidad de las amenazas externas, algo que no está en entredicho es que Venezuela ha gastado más dinero que cualquier otro país de América Latina en armas en los últimos años, según elStockholm International Peace Research Institute (SIPRI), una organización que registra las ventas de armas a nivel mundial.
Entre 2011 y 2015, Venezuela ocupó el número 18 entre los grandes compradores de equipos militares en el mundo. El gobierno se ha abastecido de aviones de combate, helicópteros de guerra, tanques, artillería y misiles. La mayor parte del material fue importado de Rusia bajo contratos negociados por el presidente Vladimir Putin y el presidente Hugo Chávez, el antecesor de Maduro y que murió en 2013.
Sam Perlo-Freeman, un investigador del SIPRI, dijo en un correo electrónico que esas compras no son del todo racionales. “Si realmente temen una invasión de Estados Unidos, una docena de aviones de combate serían totalmente inútiles, ya que probablemente serían destruidos en tierra durante los primeros 15 minutos de un ataque”, comento.
Ofreció una teoría que tiene más sentido: “Hay corrupción desatada en Venezuela y eso puede influir enormemente tanto en el nivel como en el tipo de equipo comprado, ya que las grandes negociaciones de armamento pueden ser lucrativas fuentes de sobornos”, escribió Perlo-Freeman.
Desde que los precios del petróleo se desplomaron en los últimos años y desataron así una recesión, Venezuela ha reducido significativamente el gasto militar. De hecho, no hizo nuevos pedidos en 2015, según Perlo-Freeman.