Armando Martini Pietri: El Gobierno que ha hecho deseable al FMI

Armando Martini Pietri: El Gobierno que ha hecho deseable al FMI

thumbnailArmandoMartiniPietriComo la mayor parte de los venezolanos, empezando por el Gobierno no saben qué es ni para qué sirve el FMI, empecemos por aclararles las cosas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) en ingles International Monetary Fund (IMF), es una institución internacional (o sea, no es de los gringos) que en la actualidad reúne a 188 países (incluyendo desde su fundación hace unos 60 años a Venezuela), y cuyos objetivos, según sus estatutos, son fomentar la cooperación monetaria internacional; facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional; animar la estabilidad cambiaria; contribuir a establecer un sistema multilateral de pagos para las transacciones corrientes entre los países miembros y eliminar las restricciones cambiarias que dificulten la expansión del comercio mundial; infundir confianza a los países miembros poniendo a su disposición temporalmente y con las garantías adecuadas los recursos del Fondo (que han sido aportados por los Estados), dándoles así oportunidades y guía para que corrijan los desequilibrios sin recurrir a medidas perniciosas para la prosperidad nacional o internacional, para acortar la duración y aminorar la inestabilidad en sus balanzas de pagos.

La de arriba es la definición pero sin discutir en profundidad todas las cosas feas sobre el Fondo Monetario Internacional -FMI- que los políticos y politiqueros, especialmente los izquierdosos que gobiernan y manejan mal o peor los dineros del Estado le han adosado. Una cosa es cierta, que las condiciones de vida de los venezolanos bajo el madurismo son peores, más fuertes y rudas que tendrían en el escenario más extremo de cualquier condición impuesta por el FMI. Estamos sufriendo, padeciendo y soportando sin que el Gobierno se dé por enterado ni el pueblo lo entienda o acepte una receta más infame que pudiera imponer la denostada organización financiera y crediticia sobre país alguno.

La inflación nos devora a diario, la devaluación monetaria es grosera, el desabastecimiento es aplastante en los alimentos y medicamentos más básicos, además de los repuestos automotores –para sólo citar tres rubros habituales-; el abuso generalizado, el bachaquerismo delincuente, la inseguridad terrorífica, la especulación a sus anchas, la extorsión por delincuentes y autoridades, que en revolución se ha hecho costumbre, la corrupción como abanderada, son elementos que van muchísimo más allá de las condiciones que suele imponer el organismo internacional. Una situación de total emergencia económica, humanitaria y social que ha desbordado a un oficialismo que demuestra un día sí y otro también que no sabe qué hacer, que está inerme, paralizado, desconcertado e incapacitado para diseñar y aplicar soluciones razonablemente eficientes.





Lo irónico es que a cambio no obtenemos ninguna ventaja frente a la desventaja aplastante que es no tener los beneficios del Fondo Monetario Internacional, como supone la inyección del dinero que nos aportaría negociar, llegar a un acuerdo con el organismo y así restablecer, estabilizar la sustentabilidad y viabilidad económica del país. Es decir, tenemos todas las desventajas del paquetazo económico –incluido a Nicolás Maduro- que tanto han criticado y satanizado quienes no tienen idea de la economía pública.

Entretanto, mientras el madurismo rechaza con asco y exhibe banderas patrioteras contra el perverso e “imperialista” FMI, resulta patéticamente irónico –por no decir burlón- que tras tanto reprochar las medidas neoliberales, Maduro y su Gobierno las están aplicando sin el menor recato ni pudor. Es que ni siquiera entienden lo que está pasando en el país ni la economía que están administrando.

Por ejemplo, se pasan años con precios controlados y de repente alguien les hace saber que ésa es una de las razones clarísimas no sólo del estancamiento sino aún peor, del retroceso y desmoronamiento de la economía pública y privada, entonces aumentan brutalmente algunos precios –nunca todos por los temores gubernamentales- y para “ayudar al pueblo”, eterno argumento automático, decretan aumentos de salarios obligatorios que siguen estando muy por debajo de los precios autorizados, con lo cual esos incrementos son burlas crueles para la mayoría de los trabajadores.

En tiempos del segundo Gobierno de Rafael Caldera, con una enorme crisis financiera que se llevó por delante a varios bancos grandes y pequeños, lidiando con precios petroleros en retroceso que ni siquiera llegaban a 12 dólares por barril, ese gobierno lanzó la llamada Agenda Venezuela, y aunque poco lo difundieron el anciano Caldera y su entonces Ministro de Planificación Teodoro Petkoff, ese programa de recuperación económica estaba ligado a un acuerdo con el FMI, con todo y que los precios petroleros cayeron hasta 9 dólares el barril, “la economía nacional mejoró considerablemente” según reconoce el historiador Rafael Arráiz Lucca en su ‘Venezuela: 1830 Hasta Nuestros Días’ ”.

La caída petrolera dificultó aún más la economía nacional en ese lapso, pero con la aplicación de la política de “apertura petrolera”, que abrió puertas a inversiones de empresas diversas –de compañías experimentadas y poderosas, capaces de acordar con la entonces todavía gigantesca y tecnológicamente avanzada PDVSA- muchos millones de dólares frescos ingresaron al tesoro nacional, que se endeudó con el FMI pero no con los chinos ni regaló petróleo a Cuba y otros países que, a cuenta de la solidaridad socialista, recibieron costosos regalos en crudo y dólares salidos del Gobierno y que ahora hacen una falta enorme –sin contar la sinvergüencería de bolichicos y demás bandidajes activos o cómplices.

No se debe olvidar tampoco la previa época de Miguel Rodríguez en el segundo Gobierno de CAP que el canal 8 VTV recuerda con insistencia para demostrar lo maléfico y catastrófico que representa cualquier combinación con el Fondo Monetario, hasta el “caracazo” formó parte de aquellos sucesos. Sin embargo, si logramos recordar aquel tiempo llegaremos a la conclusión que las medidas fueron benévolas, compasivas y hasta piadosas comparadas con el paquetazo impuesto hoy por Nicolás Maduro. Tan es así de cruel,  que hasta la razón se la van dando a Dólar Today cuando el bolívar oficial (Dicom o Simadi) de 200 pasa a 500 bolívares, es decir, se devaluó un 150% en apenas 3 meses.  La prensa de entonces y los famosos “notables” le cayeron encima al Ministro de Planificación Miguel Rodríguez, pero la verdad es que aunque los beneficios no llegaron de inmediato a las masas, sentaron las bases para la recuperación, pues la economía venezolana creció un par de dígitos levantándose del piso, reacción que fue luego detenida por los golpes militares de 1992; aún así, y a pesar de los asaltos castrenses, la economía siguió recuperándose.

El Fondo Monetario Internacional no necesita que nadie –nosotros incluidos-, lo defienda. Simplemente espera, cargado de dólares, a los incompetentes, derrochadores y amparadores de sinvergüenzas, vayan a buscarlo y pedirle ayuda. El FMI presta decenas de millones de dólares e impone dos condiciones, igual que cualquier banco cuando le presta a un cliente: que ese dinero le sea devuelto de acuerdo a una programación que se extiende en años, y que los administradores –calificación que en el caso del madurismo parece mucho decir- establezcan cauces firmes y claros de reordenamiento de la economía.

En otros países esas condiciones han generado protestas -como provoca reclamos- cualquier restricción y disciplina. En el caso de Venezuela hay la ventaja que la imposición del FMI será menos aplastante de lo que ya ha establecido el madurismo. La desventaja es que el madurismo ha demostrado ser incapaz de cualquier administración sana. Lo cual nos lleva, nuevamente, a la tan discutida pregunta: ¿cómo salimos del Gobierno? Está claro y comprobado que al menos un 80 % de la población está convencida que con Nicolás Maduro y sus cómplices, nada bueno es posible.

Por eso el Fondo Monetario Internacional, igual que los empresarios nacionales e internacionales y gobiernos del mundo se proveen de paciencia y esperan hasta que los venezolanos nos quitemos de encima esta desgracia, desdicha e infeliz equivocación histórica, de la cual nos arrepentiremos durante generaciones por venir.

 

@ArmandoMartini