Ahora bien, creo que no fui el único en darse cuenta que con la temporada de mangos también terminaban las oportunidades, claro, me refiero a los eventos simultáneos de “La Romana” en República Dominicana, en los que, representantes del gobierno de Venezuela se reunieron con Zapatero, Torrijos y Fernández, a la vez que, representantes de los cuatro principales partidos de la MUD (PJ, AD, UNT y VP) también se reunían, por casualidad, con Zapatero, Torrijos y Fernández, seguramente habrá sido un malabarismo de encuentros, pero, público no fue, se hizo público, que es otra cosa muy distinta y sin embargo, el resultado no fue el más adecuado, es decir, el resultado es poco proporcional con la crisis que estamos atravesando, ciertamente, como pueblo, no esperamos que los políticos no negocien, eso es ilógico, lo que esperamos es que lo hagan bien y en consecuencia con lo que estamos viviendo y siendo mucho más sensatos, que lo hagan donde corresponde, para eso está la Asamblea Nacional, aunque se entiende que para estos eventos necesitan ocultarle cosas al pueblo. Ahora bien, hablemos con claridad, esas negociaciones entre cúpulas, fracasaron y según se dice, fracasaron por la inexperiencia para negociar, ni se presentaron muestras de buena fe, ni se exigieron y mucho menos se estableció la agenda que correspondía (sin acceso a la opinión pública) en un escenario como ese: LA RENUNCIA.
Ante el fracaso de los venezolanos, para ponernos de acuerdo, mediante los mecanismos constitucionales, por los mecanismos institucionales y hasta por mecanismos clandestinos, todo parece indicar que este conflicto se resolverá en las calles, no por una respuesta a la realidad política sino por consecuencia al drama económico y social, que no se puede resolver sólo con mangos y el Secretario General de la OEA Luis Almagro también lo tiene presente al invocar la Carta Democrática Interamericana.
Algunas veces los fanatismos, intereses o inexperiencias, no permiten ver la movilidad política a tiempo, las cosas están cambiando y la temporada de mangos puede ser el comienzo de una primavera venezolana, mientras, nuestros políticos aún no se ganan la confianza del pueblo, de la comunidad internacional o la de sus propios militantes.