Desde el mismo inicio de esta disparatada aventura chavista, el denominador común ha sido la violencia. Parece que la política se desvaneció y la guerra se instaló.
Ya lo vimos durante el intento de Golpe de Estado de Chávez el 4 de Febrero del 92. No hay que olvidar que estos criminales intentaron esa noche asesinar al propio Presidente de la República y a su familia.
Desde entonces, en Venezuela no ha habido sino violencia. Los famosos “Círculos Bolivarianos”, ahora eufemísticamente llamados “colectivos”, creados como fuerzas paramilitares, hicieron de las suyas. Chávez nunca se cansó de gritar que “esta Revolución está armada”.
Ni hablar de los miles de millones de dólares gastados en armamento. Recursos que para el 99% de la población son dinero botado, pero no para ese 1% de enchufados militares y civiles que han recibido cuantiosas comisiones.
Dentro del secretismo típico de estos 17 años chavistas, las únicas cifras disponibles indican que para 2016 al Ministerio de Defensa se le asignaron 85,3 millardos de bolívares. Eso es 4 veces más que los 21,4 millardos de bolívares destinados al Ministerio de Alimentación.
Para el chavismo, más importante es dispararle a los venezolanos que darles de comer.
Me pregunto si quienes emboscaron a Chúo Torrealba, Secretario de la MUD, están identificados, detenidos y procesados. Me pregunto lo mismo sobre quienes atacaron a los 17 periodistas hace pocos días. ¿Están detenidos quienes le cayeron a tubazos a Julio Borges?
Nada de eso. Cuando la violencia proviene de las filas chavistas, el régimen la justifica totalmente. La consigna es la impunidad. Cuando alguien de la oposición se defiende, es que “está provocando”.
El chavismo es violencia.
La brutalidad con la cual la Fuerza Armada está arremetiendo contra el pueblo manifestante que lo que clama es por su derecho a comer, es inaudita. El reciente episodio de Cariaco es típico de las dictaduras más sanguinarias.
Por si estos oficiales de la FAN no lo han leído, aquí está un enlace con información sobre la Corte Penal Internacional, en La Haya, cuya misión es juzgar a las personas acusadas de cometer crímenes de genocidio, de guerra, de agresión y de lesa humanidad. Esos crímenes, por cierto, no prescriben.
Por otra parte, el régimen y sus acólitos, CNE y TSJ, hacen lo imposible por colocarle trabas a la realización del Referéndum Revocatorio. La posibilidad de un RR por ahora representa una válvula de escape. Cerrarla es abrirle la puerta a todos los demonios.
Chávez se preciaba que su revolución, además de armada, era amada. Eso desapareció. El sentimiento de más del 85% del pueblo venezolano es de inmenso y contundente rechazo y hasta odio hacia el régimen chavista.
El amor se terminó. ¿Cuánto tiempo pasará para que también dejen de contar con el apoyo de las armas?
La FAN deberá decidir, más pronto que tarde, si está del lado del pueblo o del lado de un régimen totalitario.
@BHorande