Si te das un paseo por la oficina de patentes de cualquier país estarás al tanto que hay una cantidad de “ideas brillantes” que muchas personas protegieron, pero que comercialmente parecen no despertar ningún interés.
Son numerosos los estudios, planes, proyectos, presupuestos, estructuras de costos, e inversiones que debes llevar a cabo para que tu “brillante idea” pueda convertirse en un verdadero negocio que te ofrezca utilidades.
Pero para comenzar, una vez tengas una idea para emprender, debes conocer si tiene viabilidad comercial, y para ello se hace necesario preguntarte lo siguiente:
-¿Cuál será su utilidad? Los nuevos productos o servicios deben resolver algún problema, satisfacer la necesidad de algún grupo de consumidores y debes definir, además, a quién va dirigida, en otras palabras quién será tu público objetivo
-¿Es relevante? Es decir, ¿lograrás despertar el interés de tan solo un puñado de personas o es un producto o servicio que puede despertar el interés de un gran grupo de personas?
-¿Cómo te vas a diferenciar de lo que ya existe? Hay quien señala que ya todo está inventado y, en mayor o menor medida, es posible que tu producto o servicio pueda ser sustituido por alguno que ya está en el mercado. Entonces debes buscar una característica especial, una Característica Única de Ventas que logre llamar la atención del consumidor por encima del resto del mercado.
-¿Es posible? Y con esto me refiero a si económicamente se puede llevar a cabo, si en el marco legal que tienes es lícito comercializar ese producto o servicio y si tienes la capacidad humana para llevarla a cabo.
Se requieren muchas horas de “redefinición” ajustes de tu idea para darle la viabilidad necesaria para su explotación comercial.
Estas preguntas suponen una primera prueba para la idea que ronda tu cabeza, pero también el reto a vencer obstáculos, reformular tu idea y convertirla en un ¡maravilloso negocio!.