La reconstrucción de la República será un proceso largo y tedioso. No nos engañemos. Y esto que indicamos es así porque el llamado cuerpo social que recubre nuestra venezolanía, ha sido gravemente maltratado.
Me refiero a los aspectos profundos que componen y determinan lo que es nuestra moral y éticas. Principios, valores, fundamentos de eso que mora, que habita en nosotros y es determinante para darle un sentido de pertenencia y heredad a lo que somos como pueblo y nación.
Sin embargo es perentorio indicar que desde hace ya cierto tiempo, grupo de venezolanos se encuentran ejecutando estrategias para desarrollar planes y tareas concretas, que permitan salir del caos y anarquía donde se encuentra el país.
Considero que ya es suficiente con las denuncias y caracterización de los cotidianos y continuos atropellos del régimen contra los ciudadanos. Hay que pasar a otros escenarios donde encontremos salidas reales, tangibles, para concentrar esfuerzos y sumar voluntades.
Tres urgencias debe atender el nuevo gobierno que se instale en los próximos meses. Independientemente que sea un gobierno de transición o libre, universal y electoralmente elegido, lo cierto es que para evitar que siga pereciendo parte de los ciudadanos más débiles, ancianos y niños, la nueva administración del gobierno del Estado, tendrá que jerarquizar estas terribles realidades.
Es notorio, público y comunicacionalmente conocido que en Venezuela existe una evidente falta, escasez, o insuficiente suministro de alimentos a la población. Por lo tanto, se debe declarar la emergencia humanitaria en materia alimentaria. Con esto, se abrirían de inmediato canales humanitarios, conjuntamente con organismos internacionales, así como con países amigos que envíen alimentos para evitar que se generalice la hambruna en el territorio nacional.
Es notorio, público y comunicacionalmente conocido que en Venezuela existe una evidente falta, escasez, o insuficiente suministro de medicamentos a la población. Por lo tanto, se debe declarar la emergencia humanitaria en materia de medicinas y demás insumos médicos a la población. Con esto, se abrirían de inmediato corredores humanitarios, conjuntamente con organismos internacionales, así como con países amigos que envíen medicinas para evitar que sigan pereciendo venezolanos por falta de medicamentos.
Es notorio, público y comunicacionalmente conocido que en Venezuela existe una evidente proliferación de la inseguridad y criminalidad, razón por la que organismos internacionales catalogan a la nación como uno de los tres primeros países más peligrosos del mundo. Siendo así, se debe declarar al país en estado de emergencia, en materia de seguridad, y de inmediato ordenar a todos los cuerpos de seguridad, sean policiales como militares, en estado de máxima alerta. Cumpliendo actividades de protección ciudadana las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Paralelo a ello, los nuevos administradores del gobierno del Estado deben iniciar el saneamiento de las instituciones policiales, militares y cuerpos de inteligencia y seguridad de la nación.
Por otra parte, es fundamental iniciar un saneamiento del poder judicial nacional, como figura central para el posterior enjuiciamiento de los responsables del maltrato, vejación y humillación, detención, tortura, asesinato y desaparición de venezolanos.
En esto sería prudente que el nuevo gobierno cuente con asesoría, tanto de organismos internacionales, a los cuales el Estado está adscrito, por convenios y acuerdos, como con las facultades y escuelas de ciencias jurídicas y criminalísticas de las universidades nacionales, sean públicas como privadas.
La Venezuela postchavizta tiene, necesariamente, que enfocarse en una superación con mentalidad profesional, entendida académicamente, para poder deslastrarse del daño tan hondo que le ha dejado por herencia, en 18 años, un régimen retrógrado y de pensamiento oscurantista y medieval, así como los últimos años de una descuidada democracia que a la postre desembocó en la mal llamada revolución bolivariana.
Este caos y anarquía, esta crisis (-vista como acrisolar) también es una oportunidad para cambios trascendentales, tanto en aspectos materiales de la administración del gobierno de Estado, como en el comportamiento, relaciones individuales, de esa mujer y ese hombre infinitos que somos los venezolanos.
@camilodeasis