Premio Nacional de Periodismo del año 1990, Gloria Cuenca tiene cinco décadas como docente de la cátedra de Ética y Legislación en la Universidad Central de Venezuela. Dice lo que piensa sin medias tintas, para muestra “De regreso de la Revolución”, su más reciente libro en el que confiesa era “resentida existencial”. Hoy le traemos la entrevista que le hiciera Nitu Pérez Osuna para El Venezolano (Panamá)
El pasado lunes 27 se celebró en Venezuela el día del periodista, ¿algo que celebrar?
Este día no es de celebración, pero sí de conmemoración, porque a pesar de estos terribles 18 años para el ejercicio del periodismo y para la libertad de expresión, no han podido con nosotros. En un acto en el Colegio que nos agremia, le expresaba emocionada a los colegas allí reunidos, que el régimen sabe que no ha podido ni podrá doblegar la dignidad de los periodistas venezolanos.
Pero hay periodistas a favor de la revolución que censura.
Son propagandistas del régimen. Con ellos no hay nada qué hacer porque escogieron un camino diferente. Quienes somos periodistas de verdad seguimos en la lucha por la libertad de expresión, por la democracia y por el rescate de los valores que siempre nos han guiado. En alguna oportunidad definimos al periodista como un combatiente por la libertad de expresión, eso somos. Yo vengo de la izquierda y una de las razones principales para dejar de ser comunista fue cuando en un viaje Pekín pedí una definición de periodista y me respondieron: “es un propagandista de la nueva ideología del marxismo, leninismo del pensamiento de Mao Tse-tung”; entendí, entonces, que no podía seguir dentro del comunismo porque para mi, el periodismo es la gran profesión del siglo XX y del XXI.
¿Venezuela está desinformada? lo pregunto porque se ha impuesto una censura férrea
Después del cierre del RCTV en 2007, los medios entendieron que quien pudo clausurar a la primera y más antigua estación de televisión del país, con una excusa baladí, podía hacer lo mismo con otros medios menos importantes, de menor tradición y penetración en Venezuela y sus dueños se aterrorizaron. Es totalmente contradictoria la libertad de expresión e información, el periodismo libre e independiente con la subsistencia de un régimen como el que tenemos en Venezuela. Así que estamos obligados a seguir luchando para impedir que esto continúe. Tenemos además el desafío de aprender a decir lo que no quieren que se diga y esa es una de las tareas más difíciles; hay que ser muy bueno escribiendo o comentando, debemos ser capaces de utilizar símiles, metáforas y disfrazar de alguna manera lo que el régimen no quiere que se conozca.
Hay quienes afirman que hay una doble censura: la realidad que el gobierno quiere tapar y la de algún sector de la oposición que desea que algunas cosas no se digan.
No estoy de acuerdo con eso porque dentro de las posibilidades limitadas de acceso a medios que tiene la oposición, se dice lo más que se puede. Las redes sociales han servido de manera extraordinaria a ello. Colegas han abierto páginas Web, blogs, canales y radios digitales para que pueda darse a conocer muchas cosas. Creo que eso es lo bueno de todo lo malo que estamos viviendo. Gracias a esos esfuerzos comunicacionales, la sociedad sabe que la escasez de alimentos y medicinas es de todos, que la inseguridad no discrimina y conoce perfectamente quienes la han ocasionado. El país despertó.Estoy muy orgullosa de ser periodista venezolana, hemos dado la talla.
¿Hay golpes buenos y golpes malos? El golpe para sacar al dictador Pérez Jiménez ¿fue bueno o malo?
Todos son malos. Lo de Pérez Jiménez fue una insurrección en donde los sectores cívicos y militares se unieron con la Junta Patriótica para sacar al dictador del país y lo hicieron. Golpe el que le dieron a Medina y a Gallegos. Golpe el que pretendió dar Chávez el 4 de Febrero y el 27 de Noviembre.
¿Usted cree que en Venezuela existen condiciones para una insurrección?
Yo no sé hasta cuándo la gente puede aguantar la situación de escasez y violencia en la que estamos inmersos, particularmente siento que es inaguantable. Lo que ha hecho este régimen con nosotros es prácticamente un sadismo y bordea la patología sicológica de negar la realidad. Hoy leía el oficialista Diario de Caracas y concluí que quienes dirigen y escriben en ese periódico viven en Disney World, para ellos aquí no está pasando nada. Lo que afirmó la canciller en días pasados en la OEA, que aquí no hay crisis alimentaria ni escasez de medicinas, lo dice con tal convencimiento que uno entiende que sufre de esa patología ¿Cuál es el siguiente paso luego de negar la realidad? no lo sé, no soy siquiatra ni sicólogo, pero lo dejo para tu entendimiento y de quienes nos leen.
¿Maduro también niega la realidad?
Nadie lo quiere, ni los chavistas; todos piden que se vaya, pero él hace como que la cosa no es con él. Yo admiro de verdad a Vicente Emparan, porque a ese señor le dijeron que no le querían y se fue. Esto está como esas parejas donde alguno le dice al otro que ya no lo quiere y ese otro se empeña en que “si me quieres, lo que estás es confundida o confundido”. Aquí la inmensa mayoría de los venezolanos estamos claritos, queremos que se vaya.
La crisis no es solo política, también es ética y moral. ¿Qué dice la profesora de ética?
El país ha estado confundido y se olvidó de los principios y valores. Eso lo exacerbó el régimen actual porque ellos no tienen ética, la revolución te permite hacer cualquier cosa siempre que sea en protección de la propia revolución. Si matas a un contra-revolucionario eso no está mal. Si robas a un burgués eso está bien dentro del concepto de ellos porque el burgués, en algún momento, le robó al pueblo. Por eso es que lo países que salen de la órbita comunista quedan desbastados desde el punto de vista ético. Cuando salgamos de esta pesadilla la recuperación económica será rápida, el reto mayor será trabajar para recuperar los valores y la ética, eso es mucho más complejo y nos podrá llevar una o dos generaciones de venezolanos. Un mensaje final a los periodistas: Debemos continuar en la lucha por lograr la libertad de expresión, no podemos darnos el lujo de decaer jamás…ese es nuestro norte.