La Justicia vaticana escuchó hoy los alegatos de los últimos de los imputados que quedaban por oír en el proceso por la filtración de material secreto de la Santa Sede y cuya sentencia se espera conocer mañana.
EFE
En este proceso solo se ha confesado culpable uno de los cinco imputados: el sacerdote español Lucio Vallejo, para quien la fiscalía pide tres años y un mes de cárcel.
El Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano ha convocado una audiencia para mañana jueves a las 11.30 (09.30 GMT) en la que los acusados podrán pronunciar unas últimas y breves palabras.
Acto seguido los jueces se retirarán a deliberar y, posteriormente, se espera que dicten la sentencia en primera instancia para este proceso que comenzó el pasado 24 de noviembre.
En los últimos días este proceso, que ya en sus albores se anunciaba breve, ha afrontado su fase final con la petición de penas por parte del promotor de justicia (fiscal) y con los alegatos finales de la defensa.
El principal acusado es Vallejo y los actos se enmarcan en torno al funcionamiento de la ya extinta Comisión investigadora de los Organismos Económicos y Administrativos de la Santa Sede (COSEA), de la que el sacerdote español era secretario y de donde proviene la mayor parte de la documentación filtrada.
También están acusados los ex miembros de este organismo, Francesca Chaouqui y Nicola Maio, y los periodistas que publicaron en sendos libros la información clasificada, Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi.
Vallejo, Chaouqui y Maio están acusados de divulgación de secretos y de asociación para delinquir mientras que los periodistas solo responden al primer cargo.
El fiscal ha pedido la pena de tres años y un mes de prisión para Vallejo, que ya ha descontado casi ocho meses mediante medidas cautelares de privación de la libertad de movimiento, y la mayor solicitud de pena es para Chaouqui, tres años y nueve meses.
Se les acusa de haber intentado forjar “una alianza de poder” paralela al COSEA junto a su secretario ejecutivo, Maio, para quien el fiscal ha reclamado la pena de un año y nueve meses.
De hecho Vallejo confesó haber filtrado información pero aduciendo al mismo tiempo que lo hizo bajo las supuestas presiones y amenazas de Chaouqui, con la que dijo haber mantenido relaciones sexuales y a la que al parecer temía al vincularla con los servicios secretos italianos.
Para Fittipaldi el fiscal ha pedido la absolución, ya que en su opinión se limitó a recibir los datos, mientras que para Nuzzi la condena de un año de prisión por haber animado a Vallejo a cumplir el delito haciéndole ver su disponibilidad a publicar el material.
Ayer los abogados de Vallejo y de Chaouqui pronunciaron sus alegados finales y hoy fue el turno del resto de imputados.
La abogada de Maio, Rita Claudia Baffioni, refirió que el fiscal “no ha logrado probar la culpabilidad de su asistido” y destacó los periodistas han confesado haber conocido a Maio durante el proceso.
El abogado de Nuzzi, Roberto Palombi, calificó a su asistido como “un ciudadano italiano que ha ejercido la libertad de prensa sin mermar ni siquiera mínimamente la paz y la seguridad del Estado vaticano”.
La abogada de Fittipaldi, Lucia Teresa Musso, dijo que su cliente, al publicar la información, “ha defendido la libertad de prensa y el derecho del lector a estar informado” y destacó que la fiscalía no ha hallado bases para culparle.
Tras la intervención de los letrados fue el turno de la réplica de los procuradores, que se centraron especialmente en evidenciar que en efecto hay pruebas de que Chaouqui participó en el traspaso de datos, una tesis rebatida firmemente por su abogada.
El fiscal Roberto Zannotti aludió al comportamiento “extraño” de la imputada, de que en un principio confesó su participación pero que después cambió de versión y señaló que en el móvil que le requisaron en la fase de investigación había borrado la aplicación de “Whatsapp”, desde la que al parecer pudo trasmitir información.
Destacó además que el traspaso de las 85 contraseñas que Vallejo dio a Nuzzi para facilitar su acceso a datos confidenciales se produjo en casa de la propia Chaouqui, un hecho que calificó de “una forma de colaboración”.
Por otro lado el fiscal rebatió las críticas que ha recibido de los medios de comunicación italianos cuando imputó a los dos periodistas y aseguró que este “no es un proceso a la libertad de prensa”, sino al hecho de que los informadores “reforzaron la idea de revelación de información” de los otros imputados.
Por último reafirmó su solicitud de pena para los imputados.
En la audiencia de hoy, a la que no asistió Chaouqui, pudo verse a Vallejo tranquilo e incluso bromeando con los periodistas acreditados ante la Corte, al contrario que Maio, muy nervioso y que llegó incluso a interrumpir al fiscal a gritos.