Desde hace unos cinco años la creencia de que Venezuela posee las reservas petroleras más grandes del mundo se ha convertido en dogma, en manos de una prensa doméstica e internacional que no conoce a fondo el asunto petrolero. Pocos saben, y a menos parece importarles, que la llamada certificación de reservas petroleras hecha por el régimen venezolano en la Faja del Orinoco haya sido fraudulenta, con fines políticos, por lo cual la real magnitud de estas reservas es quizás la mitad de lo que el régimen le ha vendido al país. La explicación es sencilla: todo lo que el régimen ha hecho es decir que se puede recuperar un 20% del petróleo en sitio en la región del Orinoco. Esa cifra de factor de recobro es anti- científica y viola la definición internacionalmente aceptada de reservas probadas de petróleo. Es fraudulenta a la luz de lo que se conoce (y desconoce) del petróleo y bitumen de la Faja del Orinoco. He venido diciendo esto por algunos años y también lo han dicho la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo y expertos quienes conocen del tema más que yo, como es el caso de Aníbal Martínez. Pero nadie escucha y los ingenuos chavistas le creyeron a su líder, quien se llenó la boca diciendo que Venezuela era la principal potencia petrolera del mundo. Murió diciéndolo y ahora lo siguen repitiendo los técnicos desprestigiados del régimen, a lo Del Pino y Ramírez.
Un reciente estudio de la empresa noruega Rystad Energy ha ido más allá de lo que he venido diciendo, ver: http://tyht.cgixix.com/2016/07/04/nuevo-informe-cuestiona-severamente-las-cifras-oficiales-de-reservas-petroleras-de-venezuela/. Dice que Venezuela está en un lejano cuarto lugar en materia de reservas probadas petroleras, detrás de Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudita. Aunque la aseveración de esta empresa es un tanto controversial, lo cierto es que Venezuela está lejos de poseer las reservas probadas de petróleo mayores del mundo. Es necesario que los líderes políticos que remplazarán a la pandilla chavista comprendan esto, porque todavía se piensa en el sector político que Venezuela es la gran potencia mundial del petróleo y que el petróleo resolverá todos nuestros problemas. La respuesta es un rotundo no. Y es un rotundo no porque no solo la cantidad de petróleo es mucho menor en realidad a la que el régimen alega sino, más importante aún, porque el 80% o más del petróleo que tenemos es de una calidad inferior al de otros países, de una composición y naturaleza que lo hace muy vulnerable a las tendencias mundialmente existentes en materia de protección ambiental. En efecto, en la reciente Conferencia de París 197 países decidieron hacer lo necesario para mantener la tasa de calentamiento global a no más de dos grados centígrados en promedio por encima del nivel actual. Para ello deberán remplazar grandes volúmenes de combustibles fósiles por fuentes energéticas más limpias. Ese es un proceso que está en marcha y que obligará al planeta a dejar para siempre en el suelo y subsuelo grandes volúmenes de carbón y de hidrocarburos contaminantes. Entre estos últimos están los petróleos y bitúmenes de la Faja del Orinoco, por su alto contenido de metales y azufre, de gran poder contaminante y por el alto costo de su mejoramiento. A la tasa actual de producción el petróleo del Orinoco tardaría unos 200 años en ser producido pero todo parece indicar que el petróleo como fuente principal de energía dará paso a otras fuentes más limpias en el curso de los próximos 50-60 años.
Algunos dirán: vamos entonces a producir 6, 8, 10 millones de barriles diarios de ese petróleo, de manera acelerada. Eso es imposible desde el punto de vista logístico y, además, porque ello representaría una abierta violación a lo acordado en París. La Faja del Orinoco, las arenas petrolíferas del Canadá y el carbón, tienen la marca de la muerte en la frente. Durante la transición de un mundo energético de altas emisiones de carbono a uno de bajas emisiones de carbono serán remplazados por el gas natural y por los petróleos más livianos de USA, Arabia Saudita y otros países productores de petróleo de buena calidad. Las reservas petroleras de estos países son el equivalente de un Chivas Regal de 12 y 18 años mientras que las nuestras son el equivalente de un Johnny Walker etiqueta roja. La ventana de oportunidad para producir petróleo de la faja del Orinoco se está cerrando con celeridad y no creo que vaya más allá de las próximas dos a tres décadas.
Arabia Saudita, aun cuando posee petróleo de mejor calidad, lo ha comprendido así y ha formulado un plan de 30 años para independizarse lo antes posibles del petróleo. Mientras esto sucede en otros países nosotros en Venezuela seguimos pensando que podemos producir tres, seis o más millones de barriles diarios de etiqueta roja y que el mundo entero codicia esas “reservas”. El régimen chavista incluso tiene a los empleados de PDVSA haciendo maniobras militares para impedir “la inminente invasión de los Estados Unidos” para llevarse “nuestro petróleo”. Entre estas maniobras, la siembra de sorgo y el ordeño de vacas, PDVSA ha abandonado su tarea de producir más y mejor y la producción petrolera nacional ha colapsado.
Compatriotas: abramos los ojos. Esta fiesta insensata en la cual hasta los mesoneros y los gerentes de la cantina se emborracharon se acabó. Como decíamos en Los Teques de antaño hay que comenzar de nuevo a labrar la piedra bruta. Hay que trabajar, sudar, ahorrar, educarnos, remar todos juntos en la misma dirección, a fin de llegar a ser – algún día – un país miembro del mundo civilizado y moderno, no lo que hemos llegado a ser en manos de la pavorosa pandilla neandertálica que ha manejado el país por 17 años.