La actuación del Cuerpo de Bomberos de Iribarren ante cualquier eventualidad pende de un hilo. Aunque se mantienen firmes con su vocación y dispuestos a enfrentar cualquier eventualidad, el estrés por falta de alimentos y el mísero sueldo que devengan gana terreno.
Los 256 funcionarios están bajo un riesgo psicosocial por la mala alimentación que limita sus agilidades. La triste realidad que viven los 246 funcionarios que conforman el Cuerpo de Bomberos de Iribarren va más allá de un parque automotor paralizado.
Ahora el riesgo psicosocial, al cual están enfrentados y que alcanza 70%, prácticamente “corta sus alas”, pero manifiestan su disposición para seguir dando respuesta al colectivo. Su lema “disciplina, unión y abnegación” sigue vivo, pero está marcado por la falta de comida y un sueldo que no se corresponde con su responsabilidad y esfuerzo.
“Si aquí se presentara un incendio de gran magnitud, por ejemplo, nosotros podemos actuar, pero estoy casi seguro que a medio trabajo de sofocar las llamas más de un bombero termina desmayado”, manifiesta con preocupación Steven Castillo, asesor de Seguridad del Cuerpo de Bomberos de Iribarren, al ofrecer detalles de la crisis que sufren diariamente.