La decisión del gobierno de Venezuela de abrir ayer la frontera con Norte de Santander y Arauca después de 11 meses de mantenerla cerrada, es la prueba más contundente de que los motivos que lo llevaron a ordenar su cierre, no han sido solucionados, según varios analistas consultados por La Opinión.
Por el contrario, el desabastecimiento, que en su momento fue el argumento más poderoso usado por Nicolás Maduro para defender su decisión unilateral, es justamente lo que lo ha llevado, casi que de manera obligada, a abrir el paso durante 14 horas, en las que cerca de 35 mil personas hicieron todo tipo de compras en Cúcuta y su área metropolitana.
Para Andrés Molano, investigador principal del Instituto de Ciencia Política y profesor de la Universidad del Rosario, la jornada de este domingo refleja una clara incapacidad del gobierno de Venezuela para sostener el cierre de la frontera y justificarlo en el tiempo.
“Llama poderosamente la atención que la presión por la apertura de la frontera venga del lado venezolano. Uno podría preguntarse qué ha pasado en estos 11 meses de cierre, pues los argumentos de Maduro fueron frenar el contrabando y el desabastecimiento, y si vemos la situación de hoy, esto solo se ha agravado; fruto de ello son estas presiones de parte de la población venezolana para ingresar a Colombia”.
Molano también señala la necesidad de que el gobierno colombiano prepare una respuesta de emergencia a lo que podría ser una crisis humanitaria en la frontera, como consecuencia de este tipo de movilizaciones masivas de personas. “Muchos venezolanos y otros colombianos con doble nacionalidad, están buscando desesperadamente mejores condiciones de vida. Cúcuta tiene un mercado laboral informal que se vuelve un gran atractivo para ellos por el diferencial cambiario del bolívar fuerte frente al peso”.
Para Molano, una zona de frontera con indicadores de desempleo tan preocupantes como los de Cúcuta, aunado a una economía informal en crecimiento, seguramente va a generar un escenario atractivo para que los venezolanos vengan a ofrecer su trabajo a bajo costo, lo que tendría, sin duda, unas repercusiones importantes para la situación económica y social del departamento.
En este mismo sentido, el analista y consultor Jairo Libreros, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Externado, asegura que a Colombia le ha faltado preparación para atender una posible crisis humanitaria. “Si a la primera de cambio, se abre la frontera y entran más de 20 mil personas sin que exista una preparación previa del comercio y de las autoridades, ¿qué puede pasar cuando se regularice el paso y la llegada de venezolanos se cuente por miles?”.
Para Libreros, lo sucedido ayer deja claro que el gobierno venezolano “tiró la toalla”, pues no está en capacidad de brindar un abastecimiento de alimentos y de recursos vitales sostenible y continuo, con lo cual quedan completamente desvirtuadas las razones políticas, de seguridad y de soberanía territorial argumentadas hace casi un año cuando se cerró la frontera.
“Venezuela no es capaz de darle una salida viable a la crisis humanitaria que enfrenta. De aquí en adelante, la presión interna para el gobierno va a ser mayor, pues esto demuestra que el sistema implantado por el Chavismo y el Madurismo no es viable en el corto plazo”.
‘Colombia no puede ser cómplice de los caprichos de Venezuela’
El investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, Ronald Rodríguez, critica abiertamente la posición del gobierno colombiano y la califica de complaciente, por el hecho de no tomar posiciones más contundentes frente a las decisiones de Venezuela.
Para él, el hecho de que Colombia haya permitido el cierre unilateral de la frontera en agosto pasado bajo el argumento de la existencia de problemas de seguridad, que son propios de todas las fronteras, solo demuestra debilidad.
“¿Cómo es eso de que el gobierno venezolano abre y cierra la frontera unilateralmente a su antojo y el gobierno de Colombia lo acepta sin condiciones?. Quienes viven en los dos lados de la frontera no merecen el trato que les están dando sus estados, pues la responsabilidad de estos es atender las demandas de los ciudadanos y eso no lo están cumpliendo”, manifiesta.
Finalmente, Henry Cancelado, director de la carrera de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana, manifiesta que a pesar de la magnitud de lo sucedido ayer, esta crisis humanitaria no es suficiente para poner en riesgo el régimen socialista que preside Nicolás Maduro y que ya completa 17 años en el poder.
“El régimen de Maduro, con una economía quebrada por los bajos precios del petróleo (de donde obtiene la mayor parte de sus ingresos), seguirá sosteniéndose por el apoyo que aún recibe de gran parte de la población, y de países aliados como Rusia y China”.
De acuerdo con Cancelado, aún falta mucha actividad política para que las cosas cambien y por eso lo sucedido ayer no va más allá de la evidencia de una crisis que, sin embargo, no alcanza a fracturar al régimen en sí.
La Opinión