En la Gaceta Oficial Nº 6.124 publicada el 14 de Enero de 2016 se publicó el primer decreto de Emergencia Económica aprobado de forma atropellada por un Tribunal Supremo de Justicia, siendo obediente y complaciente como lo hasta ahora lo ha sido con cada uno de los caprichos del régimen. Según anunciaron, con estos poderes especiales que le otorgaban al Presidente lograrían combatir “La Guerra Económica” y erradicar sus males de toda Venezuela.
Lo cierto es que desde entonces han transcurrido ya más de 6 meses y hasta ahora lo único que ha logrado desaparecer son las medicinas de las farmacias y la comida de los mercados. Enfermarse se ha convertido en un lujo que no podemos costear, las medicinas de cualquier índole son cada vez más difíciles de conseguir, cosas tan simples como acetaminofén han hecho recorrer varias farmacias a algunos, ni hablar cuando se trata de las insustituibles pastillas para tensión o eutirox.
Esa misma escasez se traslada a los hospitales, donde cada vez son más frecuentes las protestas de los médicos quienes a pesar de sus esfuerzos, inventivas, y ganas de dar salud a sus pacientes ven como cada día con más frecuencia van perdiendo las batallas por no contar con los equipos y medicinas necesarias para atender a los enfermos.
Esta semana se dio a conocer que en la Maternidad Concepción Palacios, un hospital que en distintas oportunidades los funcionarios del gobierno han categorizado como prioritario, sus médicos a firmas que no tienen reactivos en el laboratorio para hacer exámenes de rutina, la máquina de Rayos X está parada por falta de repuestos y el suministro de medicinas sigue sin existir.
Esas deficiencias se trasladan a las tasas de mortalidad del hospital, y es que mientras en el 2015 se registraron 94 muertes infantiles, en lo que va de año han muerto 166 neonatos que no pudieron ser atendidos correctamente por las deficiencias que presenta el centro de Salud.
Para hablar del tema de alimentación, el resultado no es mucho más alentador, sólo basta con referirnos a las casi 130 mil personas que cruzaron la frontera con Colombia en un fin de semana para poder adquirir alimentos y medicinas que en Venezuela desde hace tiempo brillan por su ausencia. Cada día las colas en abastos, mercados y supermercados son más largas y las posibilidades de adquirir los productos en escasez cada vez más lejanas.
Lo más triste de toda esta situación es que nuestra hermana Lilian Tintori logró sumar toneladas de medicinas y comida que tanto necesitamos los venezolanos, pero el régimen le da la espalda a esta ayuda de entrada alegando unas historias fabricadas que ni el mismo se cree mientras cada día caen al suelo más víctimas de la escasez en nuestro país.
Por ello seguimos luchando cada día, para poder salir de esta oscuridad que lleva ya demasiado tiempo sobre nuestro país, porque queremos una Venezuela unida, donde volvamos a comprar en el mercado lo que necesitamos y no limitarnos sólo a lo que hay. Por eso seguimos luchando porque el revocatorio sea este año, porque la salida de esta crisis pasa por la salida de este régimen, y no descansaremos hasta lograrlo