Salir a la calle, implica un juego de ruleta rusa con el hampa, en la que puede que ese día te toque a ti, tal como me sucedió la semana pasada, cuando me dirigía a mi casa después de un largo día, me detuve en un semáforo y fue ahí cuando unos delincuentes se subieron a mi carro para secuestrarme.
Si bien en mi caso, salvo el mal rato y como me amedrentaron, no sufrí grandes daños, pues en mi caso ser político, ayudó a que mis captores prefirieran soltarme rápido; hay muchos otros venezolanos que no corren con la misma suerte, cada vez se ha hecho más común la práctica del secuestro express en nuestro país.
No en vano Venezuela es el país con la tasa de secuestros más alta de la región, y es que de acuerdo al abogado criminalista Fermín Mármol León en los que va de 2016 ya se ha superado en 170% la cifra de secuestros registrados el año pasado. Poniendo en evidencia la ineficiencia de cada uno de los planes de seguridad impuestos por el régimen, en los que invierten grandes sumas en publicidad, sin que los resultados sean positivos.
Ya en enero el Consejo Ciudadanos de México para la Seguridad Pública y Justicia Penal informó que el top 10 de las ciudades más peligrosas del mundo lo integran por 3 venezolanas, siendo Caracas la más peligrosa del mundo, mientras Maturín ocupa el quinto lugar y Valencia la séptima posición. Lo más preocupante de todo es que este año no habrán mejoras pues, de acuerdo a las cifras publicadas por el Ministerio Público en el primer trimestre del 2016 en nuestro país han ocurrido 4.696 muertes violentas, 300 más que las registradas en el mismo período del año anterior.
Y es que en un país donde la impunidad supera el 90%, ante la mirada cómplice e indolente de sus gobernantes, es sencillo comprender cómo cada día siguen aumentando estas alarmantes cifras en Venezuela.
Pero aunque el panorama no se vislumbra bonito, debemos seguir adelante, debemos seguir avanzando porque sólo así conquistaremos ese país de nuestros sueños, sabemos que el camino es arduo, habrán inconvenientes y de seguro tropezaremos en más de una oportunidad, pero la recompensa al final de camino vale la pena, es ese país de esperanzas, risas alegrías y prosperidad que tanto queremos. Así que queda prohibido desmayar, sigamos adelante, con la frente en alto, que justo enfrente nos aguarda la mejor Venezuela.
Aarón Rodríguez Moro – @RodriguezAaron