Se ha previsto la mayor asistencia de los pueblos de tierra adentro para que, sumados a los habitantes de la capital, el mundo pueda constatar la voluntad de cambio de la gran mayoría de los venezolanos.
Estudios de opinión serios muestran porcentajes por encima del 80 % de los entrevistados inconformes con el actual estado de cosas, insatisfechos por la gestión del gobierno, angustiados por el desabastecimiento y la inseguridad –que de los muchos problemas encabezan la lista- y dispuestos a participar en referéndum revocatorio para votar en él por la salida del presidente Maduro.
Es obvio que el oficialismo teme al revocatorio y más aún a cualquier consulta electoral que se realice, vale decir a someterse al escrutinio popular en las urnas.
De alguien escuché en estos días que cuidado si el gobierno no pierde la elección de la junta de condominio –o el consejo comunal si les gusta más- del palacio de Miraflores si esta se efectuase.
Es tan grande el rechazo hacia el gobierno que ya no son los tradicionales opositores, los independientes o los otrora chavistas de base los que demandan su salida sino que incluso exministros y generales retirados muy cercanos a Chávez vivo, hoy claman porque se facilite la participación de los electores y que estos deciden cual es el modelo de país que desean.
El referéndum revocatorio es una figura que el propio “Comandante eterno” promovió hasta lograr que se incluyese en la Constitución vigente y que según sus propias palabras es la base de la “democracia protagónica” que procuró construir: traicionan entonces el ideario de Chávez quienes se empeñan en impedirlo.
La sumatoria de crisis que hoy azotan al pueblo solo se superarán si el modelo político-económico caduco y fracasado es reemplazado, lo que se ha demostrado suficientemente los actuales actores gubernamentales no quieren o no pueden hacer. Quizás sea cierto que Nicolás Maduro es el principal prisionero de este régimen, porque lo es de los radicales del PSUV y por tanto no puede cambiar.
La oposición venezolana en procura de un mejor país decidió transitar una ruta pacífica, democrática, constitucional y electoral. Hasta ahora ha cumplido cuanto requisito se le ha exigido para la activación del referéndum revocatorio y en cada paso se ha enfrentado a maniobras de distintos factores del oficialismo para obstaculizar y dilatar el proceso.
Marchar en Caracas, en uso de un derecho también establecido en la carta magna que es el de la protesta pacífica, es el resultado de la evidente intención de las rectoras del CNE de continuar dándole largas a la activación del referéndum revocatorio.
Anoche, al terminar una asamblea de vecinos en El Abanico de Maturín, me abordó una señora llorosa para explicarme que en su casa no tenía nada que darle de comer a sus hijos. En medio de las lágrimas que varios tratamos de consolar afirmó con firmeza: “anótenme que yo si voy pa´Caracas a marchar para que mis hijos no sigan pasando hambre”.